LA
FE (Marcos 2:13-22)
Contexto:
Cristo ya había empezado su ministerio público; se había dado a
conocer predicando arrepentimiento en Galilea (Mc. 1:14), había
llamado a sus primeros discípulos (Mc. 1:16-20), sanado con poder a
varias personas. Se estaba corriendo la voz entre la gente, se
escuchaba que el Mesías ya andaba por allí (Juan 1:43-50) por eso
“todos le buscaban” (Mc. 2:37). Su fama crecía.
Sección
1. “Dejándolo todo”: El llamamiento
de Leví: (Mt. 9:7-10; Lc. 5:27-28). ¿Quién
era Leví? Mateo, servidor público, publicano, cobrador de impuestos
que trabajaba para el gobierno. (Comentario). Siendo
judío, debía haber sabido de las profecías que hablaban de la
promesa de salvación y redención anunciada por los profetas del
A.T. Los fariseos pensarían ¿cómo es que Jesús se atreve a
escoger a un cobrador de impuestos, como Mateo? Jesús no aprobó ni
alabó al imperio Romano, ni las actividades de los publicanos. Mas
bien, pide a Mateo que deje ello y le siga a El. Y Mateo responde a
su llamado de inmediato. ¿Creen que Mateo tenía paz trabajando como
publicano? ¿Cómo creen que se sentía? “Dejándolo
todas las cosas” (Lc.5:28). ¿Porqué Levi se fue de
inmediato? Porque tenía fe en que el Señor iba a hacer un cambio en
Él. Como Job: “Te preguntaré, y tú me enseñarás” (Job
42:2). La fe actuó de inmediato. Fue una obediencia pronta. Como el
eunuco que quiso bautizarse el mismo día que supo que la profecía
del Mesías se había cumplido (Hch.8:36). ¿Porqué seguimos al
Señor? Porque sabemos que le necesitamos y tenemos fe en que
acercándonos a Dios, Dios se acerca a nosotros y Él se manifestará
en nuestra vida. ¿Lo creen? El
Señor nos muestra con su ejemplo
que hay
dejar todo nuestro
pasado atrás (Isaías
43:18),
no como la esposa de Lot, sino como Abraham,
que es ejemplo de como tener fe en el Señor.
¡Qué oportunidad tan grande
nos da el Señor de empezar con borrón y cuanta nueva!
Sección
2. Jesús con los pecadores: Leví, que invitó
al Señor a entrar en su casa (Lc.5:29). ¿Porqué creen?
Estaba feliz, estaba agradecido; quería escuchar más de lo que
Jesús le enseñara. Pero al ver los fariseos, estos le reprocha que
esté allí. Cristo les dice que los sanos no necesitan médico. Si
alguien cree que está sano, no va al médico, aunque le regalen la
cura de su mal. Por eso lo importante que es darse cuenta del propio
pecado de los propios errores. Examinarse a uno mismo. Aceptar la
reprensión y la corrección, aunque nos duela (pero agradecerla,
porque nos da sabiduría y el buen amigo nos dice nuestros errores).
¿Porqué
venimos a escuchar la exposición de la Palabra de Dios? Sabemos que
necesitamos crecer en entendimiento. ¿Porqué acudimos al médico de
médicos? Porque sabemos que debemos tener fe en, Jehova Rapha,
quien va a sanar todo lo que en nuestro cuerpo o alma necesite ser
cambiado, sanado, restaurado. La fe es certeza. Tenemos fe en el
médico divino como cuando alguien en quien confiamos nos recomienda
al que dice es el “mejor doctor”. Sabemos que si vamos a
consultorio y esperamos allí a su puerta, Él nos va a atender.
Sabemos que hay que escuchar lo que Él nos dice, y la instrucción
que Él nos manda (y que luego hay que seguir la receta al pie de la
letra). Asimismo, sabemos que necesitamos estar escuchando la Palabra
de Dios, y esforzarnos por ponerla en obra. Sabemos que hay errores
en nosotros y que necesitamos depender de Dios y de lo que Él nos
dice. “La fe viene por el oír, y el oír, por la palabra de
Dios” (Ro.10:16-17). Nuestra fe aumenta al
oír la Palabra, y luego actúa: “La fe sin obras está
muerta” (Santiago 2:17). El grano de mostaza tiene que
echarse en tierra para que empiece a crecer, de lo contrario no
crece. Y Mateo echó la semilla de su fe en tierra de inmediato. Le
creyó al Señor.
El
Señor llama al pecador NO para intercambiar
puntos de vista, ni para que
ellos influyan en su reino, sino para
que el pecador proceda
al arrepentimiento
(Lc.5:32). Él
es el que influye en ellos, no ellos en él. Asimismo, la Iglesia
debe seguir su ejemplo. Pero
si la otra persona, como el fariseo, no considera que tiene de qué
arrepentirse, como los fariseos, no recibirán la salvación o la
sanidad del alma de la que habla el Señor.
En
este llamado necesitamos
enfocarnos en la
misericordia, no
en el sacrificio
(Mt.9:13; Oseas 6:6).
El Señor nos llama a amar como El nos ama, siendo
misericordiosos como Él es misericordioso, siendo santos como Él es
santo. El Señor nos llama a saber perdonar, a aprender a considerar
la condición de los demás, para poder ser comprensivos, compasivos,
misericordiosos, bondadosos. Si
debemos ser
como misioneros o sacerdotes
de Dios en este mundo caído,
debemos ver hacia adelante y
hablar su palabra dandole
prioridad a su necesidad del
Médico que es el Señor, y
tampoco
poner como prioridad las
cosas que tenemos que sacrificar.
Entonces “que
el Señor nos ayuda a enfocarnos en lo que Él ha hecho, y no en lo
que ellos han hecho. Que el Señor nos ayude a enfocarnos en lo que
Él dice, y no en lo que ellos vayan a decir. Que el Señor nos ayude
a enfocarnos en lo que ellos verán el día Final, y no en lo que
ellos ven en este mundo pasajero”.
Sección
3. El ayuno: ¿Pueden ayunar los que están de bodas? Cristo
también habló del ayuno en relación a la fe cuando el joven
endemoniado. “Por vuestra poca fe”
(Mt.17:20). “Esta naturaleza
[genos] no sale
sino con oración y ayuno”. Cristo estaba con sus discípulos
de forma física o visible. Pero estaba anunciando que tendría que
irse físicamente por un tiempo aunque estaría con nosotros a través
del Espíritu Santo. Anunciaba que habrían momentos en los que
necesitaríamos aumentar nuestra fe. La fe es la certeza de las
cosas que se esperan y que no
se ven. Si todo es por vista, entonces ya no es
esperanza y ya no es por fe (Romanos 8:24-25). “Porque
por fe andamos, y no por vista” (2 Corintios 5:7).
“Bienaventurados los que no vieron y creyeron” (Juan
20:29). El diccionario bíblico lo define como “el acto de
privarse alimentos por un período de tiempo y con un propósito
espiritual específico. Es el “debilitar” al cuerpo para poder
“fortalecer” el espíritu. Dejar todas nuestras actividades
terrenales, incluyendo la comida, para meterse en profunda oración a
buscar a Dios y a buscar la justicia de su reino. Pero esta búsqueda
del Señor no sólo tiene que ver con el alimento sino, como enseña
Isaías 58, con la justicia, el amor y la misericordia hacia los
demás.
Práctica:
-
Responder al llamado de Dios de la forma en que lo hizo Mateo: dejándolo todo atrás.
-
Confiar en que Dios obrará y sanará en nuestras vidas y en las vidas de los demás cuando le recibimos y escuchamos a Él
-
Reconocer que cuando necesitemos aumentar nuestra fe, es necesario buscar a Dios con ayuno y oración, en justicia
No hay comentarios:
Publicar un comentario