"El 28 de julio de 1998 tuve un ataque al corazón; morí y me encontré en mi camino al infierno. El Señor Jesús tuvo misericordia de mí y me dejó volver. En esa etapa yo era un hombre salvo, yo ya había aceptado al Señor Jesús como mi Señor y Salvador, ya había sido bautizado en agua, ya había sido bautizado en el Espíritu Santo, conocía la voz del Señor y Él me hablaba a mí. Pero esa mañana me desperté con un terrible dolor en mi pecho y morí. Me encontré a mí mismo cayendo por un agujero negro y profundo y supe que estaba en mi camino al infierno. Le supliqué al Señor Jesús para que me dejara volver. Él me dejó volver cuando yo le imploré, y le pedí y dije: "Señor, permíteme ir y decirle al mundo, permíteme decirle a la gente que esto es real".
Muchas personas me han preguntado por qué era yo estaba en mi camino al infierno a pesar de que ya era salvo. Queridos amigos, la razón es que yo estaba sirviendo a Dios «a mi manera». Yo era por encima del cristiano típico; era un cristiano en serio. Yo era una persona que conocía la voz del Señor Jesús, pero estaba sirviendo al Señor A MI MANERA. No estaba siendo fructífero.
La única manera en que podemos ser fructíferos es si servimos a Jesús como discípulos, «a su manera», no a nuestra manera, sino «a su manera». Conocer la voz del Señor es una cosa, pero seguirlo, esperar en Él, servirlo como el Maestro que es, es otra cosa, y eso es lo que Él requiere de nosotros. No podemos servir a Jesús a nuestra manera. A él no le interesa eso. No podemos dar fruto si le servimos a nuestra manera. Yo trataba de reconciliar el hecho de ser cristiano con ser un hombre de negocios, con tener una vida "normal", al igual que todos los otros cristianos, y yo tenía la impresión de que lo estaba haciendo muy bien, pero ante el estándar de Dios, me quedaba muy corto; no era lo suficientemente bueno, y estaba en mi camino al infierno.
Fue el mayor susto que he tenido en mi vida y desde ese día nunca he estado en mi comodida de nuevo con Jesús, porque le temo, porque sé que Él tiene UN ESTÁNDAR, queridos amigos, y que tiene que ser A SU MANERA. Tenemos que buscarlo, tenemos que escuchar Su voz.
Lo que «yo» creo no importa. Mi opinión, no cuenta. Lo único que importa es Jesús. ¿Sea agrade Él de mi?, ¿está satisfecho conmigo? ¿Soy obediente a Él? ¿Estoy haciendo lo que Él quiere que yo haga? ¿Soy un discípulo suyo? ¿Estoy verdaderamente agradándole a Él?
Queridos amigos, sólo se puede ser fructíferos y agradar a Jesús si le servimos como SEÑOR, como AMO, si esperamos en Él y si HACEMOS lo que ÉL DICE que hagamos.
Yo he llegado a conocer a Jesús. Lo amo, le temo, le respeto. Voy a morir otra vez. Voy a dejar este cuerpo, pero entonces, quiero estar listo. Quiero ir HACIA ARRIBA, no HACIA ABAJO, y es por eso que estoy siguiendo a Jesús. Estoy trabajando para Su Reino. El estándar de Dios no es nuestro estándar, queridos amigos. Jesús quiere TOTAL, ABSOLUTA devoción. Él te está llamando. Asegúrate de que cuando llegue el momento, no vayas a irte a un agujero negro y profundo. Que Jesús te bendiga".