domingo, 7 de enero de 2018

"Dios ama al pecador, pero odia su pecado" es un principio totalmente bíblico

Miembros de la Iglesia de Westboro conocidos por sus polémicas pancartas de odio, como las que dicen, "Dios odia a los maricones".




¿Por qué la controversia?

En épocas recientes, se ha vuelto más común escuchar de religiosos que causen polémica o discusiones innecesarias al oponerse a una verdad fundamental que se ha expresado de distintas maneras, pero comúnmente se cita así: «Dios ama al pecador, pero aborrece su pecado». Para la persona que ha leído la Biblia completa y la ha estudiado a profundidad, guiado no por la religión, sino por el Espíritu Santo, no debería ser una frase que causara problema alguno, dado que es una verdad profundamente mostrada a lo largo de las Escrituras como probaremos en este artículo. 


Sin embargo, para el que aún no ha entendido el amor de Dios mostrado en el Evangelio, para simpatizantes que apenas de oídas conocen la Biblia o para los que la interpretan a través de doctrinas fariséicas y con lentes religiosos, se trata de una frase problemática porque se opone a doctrinas religiosas sectarias y potencialmente las declararla falsa. Los grupos fariseícos que la rechazan sólo suelen torcer tres versículos bíblicos para justificar su pésima interpretación:

Salmos 5:5"Los insensatos no estarán delante de tus ojos. Aborreces a todos los que hacen iniquidad".

Salmos 7:11"Dios es juez justo, y un Dios que se indigna cada día contra el impío".    

Proverbios 6:16-19:  "Seis cosas aborrece el SEÑOR, y aun siete abomina su alma:  Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente, el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal, el testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordia entre los hermanos".

Digo que es una "pésima" interpretación, porque para cuestionar lo que se cuestiona y predicar lo que unos predican en base sólo a estos dos versículos, tienen que desechar gran parte de la Biblia que de otra forma ayudaría a entender correctamente. Los versículos anteriores son totalmente ciertos y de bendición cuando son bien interpretados, pero lamentablemente si son mal citados, fuera de contexto, y mal interpretados por grupos sectarios de odio como la Iglesia Bautista de Westboro y otros líderes e individuos legalistas del mundo que tuercen las Escrituras para su propia perdición (2 Pedro 3:16). Son personas que no comprenden aún cómo se complementa la ira de Dios contra el pecado y el amor de Dios hacia los pecadores.  

Al diablo y sus hijos les encantan citar las Escrituras para tratar de confundir o hacer caer a los hijos de Dios, como puede evidenciar el pasaje donde se recuerda cómo el diablo tentó a Jesús (Mateo 4:1-11, Marcos 1:12-13, Lucas 4:1-13). Ellos tratan de robar y destruir la fe de los creyentes y crear una imagen falsa de un Dios que odia, "Porque los tales son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es de extrañar, pues aun Satanás se disfraza como ángel de luz" (2 Corintios 11:13-14).  


¿Qué significa aborrecer o estar airado?:  El significado básico de las palabras clave

Para empezar debemos distinguir entre el significado de "aborrecer" y odiar. En nuestro lenguaje, han pasado a ser sinónimos, pero hace 2,000 años, cuando la Biblia se escribió, no significaban lo mismo. De hecho, de acuerdo al diccionario de WordNet de la Universidad de Princeton, a la etimología de Webster, entre otras, la palabra "aborrecer", al igual que la inglesa "abhor" y la francesa "abhorrer", provienen todas del vocablo latin "abhorreo", compuesto por la raíz "ab" (lejos de) y "horrere" que significa "erizarse", "estremecerse de horror" u "horrorizarse". "Abhorreo" en su significado escencial significa "escaparse de alguien horrorizado", protestar en contra de alguien, separándose de la persona; o "rechazar solemnemente" en términos de una corte legal. 

La concordancia interlinear en hebreo muestra también que en la Biblia, la palabra "aborrecer" usada en este versículo proviene de la raíz hebrea "sane" (נֵ֗אתָ) que, aunque en ciertos contextos es traducida como "odiar", también es traducida en otras partes de la Biblia como "ponerse en contra", "enemigo" y estar en "enemistad" en distintas traducciones (compárese Éx. 1:10, Lv. 26:17, Dt. 1:27, 2 Sam. 5:8, 2 Sam. 19:6, 2 Cr. 1:11, Job 31:29, Pr. 25:21, 27:6, 28:16). El aborrecer en este sentido consiste en una desaprobación de la persona o de sus actos.

Una correcta interpretación considerando tan sólo el significado etimológico llegaría a la conclusión de que cuando Salmos 5:5 dice que Dios aborrece al inicuo, se refiere a que Dios se pone en su contra, se pone en enemistad, lo desaprueba o rechaza profundamente su maldad. No es difícil de entender tampoco que en Salmos 7:11 se declara que Dios se enoja contra aquél que hace maldad. Pero, si se nos dice que Dios es un juez justo, pensemos en términos legales: imaginen la indignación que la familia de una víctima siente cuando se entera de que un amigo suyo cometió un crimen contra uno de sus hijos. Pues Dios, como nuestro Padre, también siente indignación cuando el hombre causa daños a sus hijos o a sí mismos: siente ese sentimiento de intenso enfado que provoca un acto que se considera injusto, ofensivo o perjudicial.  

Imagínense la indignación de un activista que lucha por los derechos de trabajadores, y se entera de que una corporación les despide sin explicaciones y sin reconocer sus derechos. Imagínense ustedes a un Padre que se enfada cuando descubre a uno de sus hijos haciendo daño a otro de sus hijos: el Padre no le deja de amar por estar enfadado, pero según la gravedad del pecado, estará en mayor o en menor medida molesto por sus actos, hasta que muestre arrepentimiento y entienda que no debió hacerlo. Lo desaprobará profundamente, pero no lo dejará de amar. Así también, nosotros como humanos muchas veces nos hemos enojado con motivos contra miembros de nuestra familia o amigos, quizá porque nos han maltratado, nos han humilladp o se han aprovechado de nosotros, usándonos, pero eso no es suficiente para desaparecer el amor filial que les retenemos, y si ellos son los que se enfadan contra nosotros, tampoco quiere decir que nos dejen de amar. Depende, claro, del caso y de la persona, pero hay muchas pruebas bíblicas de que Dios ama a las personas, aunque esté en contra de su maldad y desapruebe sus actos pecaminosos.

Pruebas bíblicas de que Dios ama a los pecadores


Cuando Jesús vino a este mundo, los Evangelios relatan cómo se sentó en la mesa con pecadores, fue a la casa de pecadores, escogió a pecadores como sus discípulos, enseñó a multitudes de pecadores, defendió a pecadores arrepentidos en peligro de muerte, y murió por los pecadores, para ofrecerles salvación. Además, eligió a Pablo, un hombre que se consideraba "el más grande de todos los pecadores" (1 Timoteo 1:15), para difundir su mensaje: que ÉL vino a salvar a todos los pecadores y siempre los ha amado. Porque después de todo, ¿hay alguien de quien se pueda decir que no es un pecador? Jesús mismo nos dijo que "Bueno solamente hay uno: Dios" (Marcos 10:18). Cualquiera que haya leído la Biblia sabe que todos caemos dentro de la categoría de pecadores. 

Cuando los fariseos criticaron a Jesús, Él les respondió: "Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento" (Lucas 5:32). Corrie Ten Boom lo explica así:
"Jesús ama a los pecadores. Él ama solamente a los pecadores. Él nunca ha rechazada a nadie que se acerque a Él por perdón, y Él murió en la cruz por pecadores, no por gente respetable. Fue precisamente por los pecadores que Él murió, no por gente respetable. Fue precisamente por pecadores que Él sufrió tan terriblemente en la cruz, tanto que parecía casi imposible que lo cargara" [Corrie ten Boom. 2008. I Stand at the Door and Knock: Meditations by the Author of The Hiding Place. Zondervan. p.21]
Pero si este argumento no parece suficiente, la Biblia declara que Dios ha amado a TODO el mundo a través de Cristo, para que cualquiera que crea en Él, tenga vida eterna, y expresa que esto lo hizo "porque Dios amó al mundo", es decir, Dios amó a la humanidad (Juan 3:16). Hemos probado con muchos versículos de otro artículo que Dios NO cambia su propia naturaleza: Dios amó, Dios ama, y Dios amará, porque Él es amor y Él es el mismo ayer, hoy y siempre (Hebreos 13:8, et. al.). Él se ofreció como propiciación dispuesto a salvarnos de nuestros pecados, no de nosotros, sino del mundo entero (1 Juan 2:2).

De hecho, la Biblia dice que no hay hombre en la Tierra que sea justo o justa. Si Dios no amara a los pecadores, nadie sería amado por Él, pues todos hemos pecado (1 Crónicas 6:36, Romanos 3:23). Seamos bíblicamente "pecadores" o "santos", todos hemos sido pecadores y cualquiera que lo niegue es un mentiroso (1 Juan 1:8). Ninguno de nosotros tenemos mérito de ser amados: su amor es un regalo. El no nos amó porque fuéramos justos ni hasta que nos portáramos bien en todo: Él nos amó tal cómo éramos, con todo y nuestros claroscuros. "Mas Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo" (Efesios 2:4-5).

Podemos descansar porque la Biblia afirma tajantemente que Dios ama incluso a los pecadores: otros podrán decir lo que quieran, querrán hacerte pensar que Dios odia al pecador con la intención de que te alejes del pecado, pero así no funcionan las cosas: el odio no libera al pecador; solo el amor puede librarle; y otros podrán interpretar a Dios de forma distinta, "pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros" (Romanos 5:8). 


¿Se puede aborrecer y amar al mismo tiempo?

Por supuesto. En primer lugar, debe ser posible, porque de lo contrario la Biblia se contradeciría, mas la Palabra de Dios es viva y eficaz. Así que no se trata de citar unos versículos a favor, y otros en contra, sino de entender lo que significa la Palabra. De hecho, amar y aborrecer al mismo tiempo no diría que sólo es una posibilidad, sino un deber. Pero aborrecer y odiar NO pueden significar lo mismo. Dios aborrece y ama al pecador al mismo tiempo, y para vivir una cristiana madura también debemos aprender a aborrecer y amar a la vez porque en la Biblia se nos llama a hacerlo. Permítanme explicarlo, mostrando algunos pasajes:

Llamados a aborrecer:

Aborrezcan el mal y amen el bien. Establezcan el juicio en el tribunal; quizás el SEÑOR Dios de Israel tenga piedad del remanente de José.  Amós 5:15

Ningún siervo puede servir a dos señores porque aborrecerá al uno y amará al otro, o se dedicará al uno y menospreciará al otro. No pueden servir a Dios y a las riquezas. Lucas 16:13, cf. Mateo 6:24

El amor sea sin hipocresía; aborreciendo lo malo, aplicándoos a lo bueno. Sed afectuosos unos con otros con amor fraternal; con honra, daos preferencia unos a otros. Romanos 12:10.

Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre y madre, a su mujer e hijos, a sus hermanos y hermanas, y aun hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo. El que no carga su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. Lucas 14:26-27

El que ama su vida la pierde; y el que aborrece su vida en este mundo, la conservará para vida eterna. Juan 12:25
Llamados a amar y a no odiar:

El que dice que está en la luz y odia a su hermano, está en tinieblas todavía. 1 Juan 2:9 


Pero el que odia a su hermano está en tinieblas y anda en tinieblas; y no sabe a dónde va porque las tinieblas le han cegado los ojos. 1 Juan 2:11


Todo aquel que odia a su hermano es homicida, y ustedes saben que ningún homicida tiene vida eterna permaneciendo en él. 1 Juan 3:15


Si alguien afirma: Yo amo a Dios, pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto. 1 Juan 4:20.


El que no ama, no ha conocido a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. 1 Juan 4:8 RVR1960.


No se trata de una contradicción, ni de una cuestión filosófica, sino de lo hay detrás cdel lenguaje que usado en estos versículos, pero sobre todo, de conocer el amor y el camino de Dios y tener la guía el Espíritu para una correcta interpretación. Para ayudarnos con estos pasajes correctamente, debemos distinguir entre lo que bíblicamente significa aborrecer y odiar, porque como vimos, NO es lo mismo según lo que se suele entender por estas palabras en la actualidad. 

Anteriormente vimos que la palabra "aborrecer” no equivale en nuestro contexto al odio o la ausencia de amor en el contexto que vimos, pero hay casos en los que sí y contextos en los que no, a causa de que no todas las palabras usadas vienen de la misma raíz, ni todas las traducciones de la Biblia coinciden de forma consistente en la misma elección de las palabras: por ejemplo, tan sólo en 1 Juan 4:29, al menos, como muestra Bible Gateway, 7 traducciones usan la palabra "aborrecer", mientras que otras 11 usan la palabra "odiar".  Hay traducciones como la Reina Valera 1960 donde no se hace distinción clara, pero en ese caso parecería contradecirse.  

Es importante distinguir porque en Lucas 14, Jesús se refiere claramente al aborrecimiento como una desaprobación firme o rechazo determinado del pecado o de la persona que se opone a la verdad, en este caso, implica el horrorizarse o escandalizarse por las malas obras del que obra mal, y alejarse o separarse de ser necesario, para no seguirle más, y decidir seguir mas bien el camino de Dios. Jesús lo expresó en otra parte así: 
"El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí" (Mateo 10:37)
Jesús, el mismo que nos enseñó que el mayor mandamiento es amar a Tu Dios con todo tu ser, y a tu prójimo como te amas a ti mismo, es el que habla aquí mismo. Él no nos está prohibiendo exhibir un afecto profundo por nuestros parientes más cercanos; nos está diciendo que debemos amarlo a Él más que a ellos; en otras palabras, nuestro amor por Él debe ser más grande para que  demostremos que somos discípulos genuinos. Todos cometemos faltas y ofensas, o a veces caemos en tal o cual pecado, y el mal moral debe ser siempre desaprobado. Por supuesto que amaré mucho a mi familia y amigos directamente en proporción a la profundidad de mi amor por Jesús, pero debo de calcular el costo de seguir a Jesús: un amor abnegado, negar los propios caminos personales y humanos, la propia carnalidad, para estar dispuesto a seguir su camino y dejarlo todo por seguir su voluntad.

En varias ocasiones, Jesús dio a sus discípulos una imágen práctica de cómo aborrecer (rechazar o negar) a los incrédulos que no quisieran escuchar el Evangelio:
"Y a cualquiera que no os reciba ni oiga vuestras palabras, al salir de esa casa o de esa ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies" (Mateo 10:14)   
"Y en cualquier lugar que no os reciban ni os escuchen, al salir de allí, sacudid el polvo de la planta de vuestros pies en testimonio contra ellos" (Marcos 6:11) 
''Pero en cualquier ciudad donde entréis, y no os reciban, salid a sus calles, y decid. Hasta el polvo de su ciudad que se pega a nuestros pies, nos lo sacudimos en protesta contra ustedes; pero sepan esto: que el reino de Dios se ha acercado" " (Lucas 10:10-11)
Jesús es llamado el Príncipe de la Paz (Isaías 9: 6), pero Él también practicó el aborrecimiento de otras maneras en el Evangelio, por ejemplo, cuando pronunció ayes en contra de ciudades que le rechazaron y ayes en contra de fariseos e hipócritas que se negaron a escuchar el Evangelio (Mt. 11:20-24; 23:13, 23:15, 23:16, 23:23, 23:25, 23:27, 23:29; Lc. 6:17-26; 10.13-16). 
Él desprobaba su maldad, porque amaba la verdad.

Ahora bien, en la Biblia encontramos algunos versículos traducidos como "aborrecer" (especialmente en la 1a de Juan) se asemejan más al término "odiar" como es entendido en nuestros días: como lo opuesto de amar, y se suele definir como un sentimiento de aversión con el que se desea el mal a una persona. El amor de Dios es opuesto a lo que actualmente entendemos como odio, porque en 1 Corintios 13 se explica que "El amor no se alegra en la maldad, mas se regocija en la verdad. El amor todo lo soporta, todo lo sufre, todo lo cree, y nunca deja de amar. El amor ve más allá de las faltas de las personas para encontrar la imagen de Dios y valor del que están hechos. 

Pero para entender que Dios odia el pecado pero ama al pecador es necesario hacer una distinción entre la persona y sus acciones. El amor de Dios nos lleva a amar a las personas sin distinción, aunque rechacemos sus acciones, y esto es un principio mostrado a través de las Escrituras, que nos llaman una y otra vez a amar:
"Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros" (1 Juan 4:7-12).  
"Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano" (1 Juan 4:16-21).
Amar a tu prójimo no significa que te caiga bien, ni que te agrade. El amor de Dios es un amor que se da sin exigir nada a cambio, y no se ofrece a condición de que el otro nos trate bien, ni con la condición de que aquél que vayamos a amar también nos ame. Jesús dijo:
»¿Qué mérito tienen ustedes al amar a quienes los aman? Aun los pecadores lo hacen así. ¿Y qué mérito tienen ustedes al hacer bien a quienes les hacen bien? Aun los pecadores actúan así. ¿Y qué mérito tienen ustedes al dar prestado a quienes pueden corresponderles? Aun los pecadores se prestan entre sí, esperando recibir el mismo trato. Ustedes, por el contrario, amen a sus enemigos, háganles bien y denles prestado sin esperar nada a cambio, y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo; porque El es bondadoso para con los ingratos y perversos.  Sed misericordiosos, así como vuestro Padre es misericordioso"(Lucas 6:32-38).
¿Acaso Dios sólamente ama a quienes le aman? ¡Claro que no! Es claro en este contexto que Jesús estaba enseñando lo opuesto: ¡cómo es la misericordia de DIos para los pecadores!, y ¡que Dios ama a quienes no le aman, y por eso debemos imitarle! Porque Él mismo se dio por la vida de sus enemigos, para volverlos amigos. Él mismo amó a quienes no lo hacían, para cambiar sus vidas.
"Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos; porque Él hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tenéis? ¿No hacen también lo mismo los recaudadores de impuestos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen así también los gentiles? Sean, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto" (Mateo 5:45-47)
Además de esto, podríamos hacer una recopilación breve de otros versículos que aseveran que Dios es bueno hasta para con los ingratos y los malos que no le reconocen:

  • "Bueno y recto es el SEÑOR; por tanto, El muestra a los pecadores el camino" (Salmos 25:8)
  • "Tu justicia es como los montes de Dios; tus juicios son como profundo abismo. Tú preservas, oh SEÑOR, al hombre y al animal" (Salmos 36:6,7)
  • "Por eso los que moran en los confines de la tierra temen tus obras, tú haces cantar de júbilo a la aurora y al ocaso. Tú visitas la tierra y la riegas en abundancia, en gran manera la enriqueces; el río de Dios rebosa de agua; tú les preparas su grano, porque así preparas la tierra. Riegas sus surcos abundantemente, allanas sus camellones, la ablandas con lluvias, bendices sus renuevos" (Salmos 65:8-10)
  • "Todos ellos esperan en ti, Para que les des su comida a su tiempo. Les das, recogen; Abres tu mano, se sacian de bien" (Salmos 104:27-28).
  • "El que da sustento a toda carne (a todo ser humano), porque para siempre es Su misericordia" (Salmos 136:25)
  • "El SEÑOR es bueno para con todos, y su compasión, sobre todas sus obras" (Salmos 145:9)
  • "A ti miran los ojos de todos, y a su tiempo tú les das su alimentoAbres tu mano, y colmas de bendición a todo viviente" (Salmos 145:15-16)
  • "En su mano está el alma de todo viviente, y el espíritu de toda carne humana" (Job 12:10)
  • "He aquí, El extiende su relámpago en derredor suyo, y cubre los abismos del mar. Pues por estos medios El juzga a los pueblos, y da alimento en abundancia" (Job 36:31)
  • "Así dice Dios el SEÑOR, que crea los cielos y los extiende, que afirma la tierra y lo que de ella brota, que da aliento al pueblo que hay en ella, y espíritu a los que por ella andan" (Isaías 42:5)
  • "He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía..." (Ezequiel 18:4-20)
  • "....al Dios que tiene en su mano tu propio aliento y es dueño de todos tus caminos, no has glorificado" (Daniel 5:23)
  • "Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos: que hace que su sol salga sobre malos y buenos, y llueve sobre justos é injustos" (Mateo 5:45)
  • Por eso os digo, no os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas? (Mateo 6:25-26)
  • "¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Y sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin permitirlo vuestro Padre. Y hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. Así que no temáis; vosotros valéis más que muchos pajarillos. Considerad los cuervos, que ni siembran ni siegan; no tienen bodega ni granero, y sin embargo, Dios los alimenta; ¡cuánto más valéis vosotros que las aves!" (Mateo 10:29-31)
  • Lucas 12:24
  • "Aquella luz verdadera... alumbra a todo hombre" (Juan 1:9)
  • "En las generaciones pasadas permitió que todas las naciones siguieran sus propios caminos; y sin embargo, no dejó de dar testimonio de sí mismo, haciendo bien y dándoos lluvias del cielo y estaciones fructíferas, llenando vuestros corazones de sustento y de alegría" (Hechos 14:16-17)
  • "...pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas" (Hechos 17:25)
  • "para que buscaran a Dios, y de alguna manera, palpando, lo hallen, aunque Él no está lejos de ninguno de nosotros" (Hechos 17:27)
  • "Porque en El vivimos, nos movemos y existimos, así como algunos de vuestros mismos poetas han dicho: Porque también nosotros somos linaje suyo" (Hechos 17:28)
A la luz de esto, el hecho de que la Biblia nos diga por un lado que debíamos aborrecer prácticamente todo en este mundo incluyendo nuestra propia vida, y sin embargo, por otro lado nos diga que debemos amar a nuestros enemigos (Mateo 5: 43–46), amar a la esposa (Efesios 5:25), amar a los hijos (Efesios 6:4), amar a los padres (Éxodo 20:12), honrar a todos (1 Pedro 2:7), y hasta a amar nuestra propia alma (Proverbios 19:8) es otra muestra de que su amor hacia todos es real, palpable e ideal. Y la Biblia nos dice: "Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados" (Efesios 5:1) instándonos a amar incluso a aquellos que no se arrepienten aún de su pecado.

La Biblia enseña reiteradamente que aquél que odia es del maligno


No importa si predican desde un púlpito o si tienen la Biblia en la mano. De nada sirve si tienen la Biblia en mano pero la tienen en el corazón, o hay una interpretación engañosa, porque escrito está que: 
"En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquel que no practica la justicia, no es de Dios; tampoco aquel que no ama a su hermano" (1 Juan 3:10).  
"Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios" (1 Juan 4:7)
“Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor" (1 Juan 4:7-8).
La regla de oro se basa en el amor. En primer lugar, amar a Dios por encima de todo y con todo nuestro ser, y en segundo lugar, amar al prójimo como a nosotros mismos, tratarlo cómo quisiéramos ser tratados, y hacer con ellos como quisiéramos que hicieran con nosotros (Levítico 19:17-18; Mateo 22-34-40; Marcos 12:28-34, Lucas 20:40; Lucas 10:25-38). Jesús nos aseguró que "de estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas" (Mateo 22:40) y "En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros" (Juan 13:35).
Esto es el meollo de nuestra existencia. Amar a Dios, a los demás, y a nosotros mismos. El amor de Dios no odia a la persona, pero odia la maldad. El odio odia al amor y no ama el amor, pero el amor ama el amor y odia el odio.

"Amar al pecador" no era una frase de Gandhi, sino un principio de la teología cristiana



Finalmente, terminaremos refutando la idea de aquellos que rechazan la verdad de que "Dios ama al pecador, pero odia su pecado" asegurando que fue Mahatma Gandhi (1869-1948) quien lo propuso, y que por lo tanto debe de estar mal. Éstos caen en un doble pecado, primero, al dar falso testimonio (cosa que Dios aborrece), ya que falsamente  le atribuyen a Gandhi el origen de esta creencia, y en segundo lugar, propagan el rumor o la mentira de que es una idea gandhiana no cristiana. Es un mal razonamiento que usan "teniendo apariencia de verdad, pero negado su eficacia". 

A mediados del siglo XX, Gandhi escribió:

"El hombre y su obra son dos cosas distintas. Mientras que una buena acción debe invocar la aprobación y una desaprobación del acto malvado, el autor del acto, ya sea bueno o malo, siempre merece respeto o piedad según sea el caso. Odia el pecado y no el pecador es un precepto que, aunque es bastante fácil de entender, rara vez se practica, y es por eso que el veneno del odio se propaga en el mundo" [Autobiografía de Gandhi (1948), p. 11; & Capítulo XI: "A Tussle with Power"].

Gandhi sí estaba haciendo eco de la frase en uno de sus escritos más relevantes, y quien no conoce el trasfondo, puede despistarse y pensar que era algo propio, pero realmente ni siquiera la estaba citando como una frase propia, sino como un precepto que ya se conocía. De hecho, aunque era hindú de nacimiento y ciertamente no era cristiano, Gandhi era un teísta que estaba discutiendo un principio que había escuchado antes, pues él exploró, indagó y tomó muchos de sus principios clave a partir de los Evangelios y la doctrina de Jesucristo, como bien documenta el artículo "La influencia de Cristo en Gandhi: Dios, el cristianismo, y la India", que también prueba que Gandhi estuvo rodeado de figuras cristianas importantes durante su tiempo de vida y su pensamiento fue moldeado por cosas que escuchaba también de ellos. De hecho, el líder consideraba a Jesucristo el mayor pacifista de la historia y la figura que más ha influido favorablemente en "las vidas de todos" con sus principios. No hago apología de Gandhi, dado que él nunca comprendió el corazón del Evangelio, pero me doy cuenta de que tampoco lo entienden de aquellos que insisten en que "Dios odia al pecador", torciendo la Escrituras para su propio detrimento. 


Hay otras personas que atribuyen la frase a San Agustín de Hipona (d.C. 424), el célebre teólogo católico que en el año 424 d.C., escribió una carta para incitar a las monjas del monasterio de Hippo a comportarse en armonía. Agustín usó la frase "Cum dilectione hominum et odio vitiorum""con amor al ser humano y odio a su pecado" para hacer un llamado. [Agustín, Cartas, 211-2070, Vol. 11/4, citado en The Works of St. Augustine. Roland Teske, S.J. Nueva York, New York City Press, 2005, por Patte (2018, p. 197); atribuida a Él también en The Oxford Dictionary of Quotations. 1999. Oxford University Press, TME., p. 36.]  Sin embargo tampoco fue San Agustín quien originó esta idea.

Como afirmamos desde el principio, es una enseñanza bíblica que vamos a probar que ha estado presente en la teología cristiana mucho antes de que si quiera viviera Gandhi o San Agustín, y que ha perdurado independiente de ambos como un principio ético que por siglos prevalece en la teología de distintas ramas como algo claramente enseñado en la Biblia. Tertuliano (ca.155-c.240), apologista cristiano de la iglesia primitiva fue uno de los primeros líderes notorios del cristianismo primitivo que defendió al cristianismo de herejías contemporáneas y paganismo, y escribió al respecto:
"Es claro, a partir de la segunda de Tesalonicenses, que es posible que los hermanos amen a un pecador" y que "San Pablo, en Segunda de Corintios, habla de mostrar amor al pecador[Treatises on Penance: On Penitence and On Purity p. 245]  
Hay más referencias del amor de Dios hacia pecadores en las obras de Tertuliano y existe una impresionante lista de pasajes que lo muestran en una compilación del autor C. Daly, en su obra, "The Sacrament of Penance in Tertullian" (1947) del Irish Ecclesiastical Record, pp. 819-820. Sin embargo, no es el único de los pioneros del cristianismo primitivo que enseñó esta verdad. Orígenes de Alejandría (ca. 184 d.C. - 253 d.C.) también habló de que Dios ama a todos independientemente de si son pecadores o no, escribiendo:
"Tanto leemos como sabemos que Dios ama a todas las cosas existentes y no odia nada que Él haya hecho, porque Él no hubiera creado nada en odio. Hemos leído, además, la declaración, 'Tú tienes compasión de todos, porque todos te pertenecen, oh Tú que amas las almas. Porque Tu espíritu incorruptible está en todo. Por eso, también por un poco de tiempo Tú los corriges y amonestas recordándoles sus pecados' [The Sacred Writings of Origen (Annotated Edition) Escrito por Origen, Contra Celsum, Cap. XXI].
Asimismo, John Bunyan (1628​-1688), el célebre escritor puritano creador de El Progreso del Peregrino, escribió refiriéndose a Jesús como el que ama a los pecadores:
"Este es el único Salvador, el único Redentor, el único que podría amar tanto a los pecadores como para lavar sus pecados en su mismísima sangre de lo más preciosa"[John Bunyan. 2007, The Pilgrim's Progress and Grace Abounding to the Chief of Sinners, Knopf Doubleday Publishing Group, p. 324]. 
Matthew Henry (1662-1714), teólogo presbiteriano considerado el comentador bíblico más reconocido de la historia, escribió:
"Ciertamente no debemos usar nuestros miembros y sentidos, diseñados de forma tan curiosa, como instrumentos de injusticia para pecado. Pero nuestras almas inmorales y racionales son una obra aún más noble y regalo de Dios. Sin embargo, si no fuera por sus preciosos pensamientos de amor hacia nosotros, nuestra razón y nuestra vida por siempre sería, a través de nuestros pecados, pretexto para nuestra miseria eterna. ¡Cuánto entonces deberíamos meditar en el amor de Dios por los pecadores en Jesucristo, cuya suma excede todo cálculo! Al pecado se le odia, y a los pecadores se les lamenta, todo por temor del Señor. Sin embargo, mientras les esquivamos, deberíamos orar por ellos: con Dios, su conversión y salvación son posibles". [Matthew Henry Study Bible - Revised King James Version]
John Wesley (1703-1791), predicador anglicano fundador del metodismo, teólogo arminiano y precursor del pentecostalismo, escribió:
"Tengan cuidado, no solo de expresiones externas de ira, como llamar a su prójimo "ignorante" o "tonto", sino de toda emoción interna contraria al amor, aunque no se aleje de su corazón. Enójense contra el pecado, como la afrenta que es ante su Majestad del cielo, pero sigan amando al pecador, como nuestro Señor, que "miró alrededor de los fariseos con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones". Él se condolió por los pecadores, airado hacia el pecado. Así ustedes "¡airaos, pero no pequéis!".  [Wesley, John. 1840. The Works of the Reverend John Wesley, A.M. T. Mason.; en su Sermón XXXIII. The Sermon on the Mount, p. 306]. 
William Carey (1761–1834), el misionero bautista considerado el precursor de las misiones modernas, por su trabajo evangelístico para alcanzar a millones en La India, escribió en 1796, una carta testificando que el amor de Dios por sus enemigos era un tema central de su predicación:
"Espero predicarles de nuevo esta tarde. Les hablé del amor de Dios al ser paciente con sus enemigos, al ayudarles y proveer para ellos, al enviar a su Hijo a morir por ellos, al enviar el Evangelio por ellos, y all salvarlos a muchos de ellos de la ira eterna" [The Journal and Selected Letters of William Carey. William Carey Smyth & Helwys Publishing, Inc., 2000. p. 85]
William Howels (1778–1832), predicador galés y evangelista conocido en su tiempo, escribió:
"Los pecadores que no han sido cambiados por la gracia de Dios, se odian entre sí, y no a sus pecados. ¡Qué horrible consideración! Aman el pecado, pero odian a los pecadores; odian también las consecuencias de su pecado cuando son obligados a sentirlas, pero al pecado mismo lo aman. No es así con el hombre que ha sido transformado a la imagen del Dios Viviente: a él se le enseña a amar y condolerse del pecador, al mismo tiempo que aborrece al pecado" [Twenty Sermons, 1835. John F. Shaw. edited by W. Bruce. 1835 p. 251. 
Andrew Murray (1828–1917), pastor cristiano sudafricano y autor de numerosas obras teológicas, escribió:
"Nosotros odiamos al pecado con odio infinito, pero amamos al pecador con el amor de que envió a su Hijo. El Hijo da vida, destruye el pecado, y hace libre al cautivo"[The Indwelling Spirit: The Work of the Holy Spirit in the Life of the Believer, 2006, p. 108]
Hudson Taylor (1832–1905), el misionero bautista que evangelizó a millones en China, escribió en una de sus recopilaciones esta anécdota:
"¡Oh! ¡Cuán agradecido me sentí de escuchar a un chino, de su propia iniciativa, decirle a sus compatriotas que Dios los amaba, que eran pecadores, pero que Jesús murió en su lugar y pagó la pena de su pecado! Sólo ese momento hizo que valieran la pena todas las tribulaciones que había pasado y sentí que el Espíritu Santo cambiar el corazón del hombre" [James Hudson Taylor, China's Spiritual Need and Claims. Cambridge University Press, 10 jun. 2010, p. 66]
Charles Spurgeon (1834-1892), el destacado predicador reformado y bautista, aferrado teólogo calvinista que predicó a millares, escribió:
 "Tan cálido como es Su amor por los pecadores, también lo es de intenso Su odio hacia el pecado" [The Gladness of the Man Of Sorrows. No. 498]. 
Asimismo, Spurgeon afirmó que, "El amor de Cristo por nosotros y nuestro amor a Cristo fluyen en el mismo canal. Juntos hacen una corriente de amor de clase gloriosa. Nos amamos los unos a los otros por causa de Cristo; amamos a los pecadores por causa de Cristo. Amamos la verdad como Cristo ama la verdad" [Spurgeon, Charles. 2015. The Complete Works of Charles Spurgeon, Volume 38, Delmarva Publications, Inc., Volume 38 Sermons 2237-2288.: Capítulo: Living Loving Lasting Union]  
Dwight Moody (1837-1899) gran predicador estadounidense, líder del movimiento de Santidad y del Instituto Bíblico Moody, dijo:
"Es difícil hacer que el pecador crea en este incambiante amor de Dios. Cuando un hombre se ha apartado de Dios, piensa que Dios le odia. Debemos hacer una distinción entre el pecado y el pecador. Dios ama al pecador, pero odia su pecado. Él odia su pecado, porque destruye la vida humana. Es justamente porque Dios ama al pecador que odia el pecado" [Dwight Lyman Moody, The Way to God. 2005. Cosimo, Inc.,p.11; Dwight Lyman Moody James Betts, 1878. "The Gospel Awakening.": Comprising the Sermons and Addresses, Prayer-meeting Talks and Bible Readings of the Great Revival Meetings].    
"Algunos podrían decir, 'No tengo duda de que Dios ama a los cristianos, pero yo soy un pecador, y me he rebelado en contra de él toda mi vida'. Si alguno piensa así, está equivocado. Dios ama a los pecadores. La Biblia dice que Dios ama a los pecadores. Enseña algo más: que Dios te ama en tu pecado. Algunos de ustedes puede que lo nieguen con su cabeza y digan que no es cierto. Dios los ama en su pecado, porque, si pudiese deshacerse de su pecado, no necesitarían a un Salvador. Si Él no nos amara sino hasta que fuéramos libres del pecado, no habría esperanza para ninguno de nosotros. Para estar seguros, Él nos salva del pecado, mas cuando estábamos aún en pecado, Cristo nos amó y murió por nosotros. [Dwight L. Moody. 1958. Finding God. Moody Publishers, 1 ene. 1958. Sermón "God Is Love"]. 
C. S. Lewis (1898- 1963), uno de los escritores más célebres del siglo XX, en su libro "Mero Cristianismo"  (1952) escribió cómo se convenció de la veracidad de este principio que otros cristianos le habían predicado:
"Recuerdo que los maestros cristianos me decían desde hace mucho tiempo que debo odiar las acciones de un hombre malo pero no odiar al hombre malo: o, como dirían ellos, 'odiar el pecado, pero no al pecador'... Solía pensar que se trataba de una distinción tonta y desgarradora: ¿cómo podrías odiar lo que un hombre hizo y no odiar al hombre? Pero años después se me ocurrió que había un hombre con el que había estado haciendo esto toda mi vida: éste era yo mismo. Por mucho que me disguste mi propia cobardía, presunción o avaricia, seguí amándome a mí mismo. Nunca había habido la menor dificultad al respecto. De hecho, la razón por la que odiaba las cosas era porque amaba al hombre. Solo porque me amaba a mí mismo, lamentaba descubrir que era el tipo de hombre que hacía esas cosas” [Mere Christianity].
Martin Luther King Jr. (1929 -1968), el ávido predicador y activista que luchó por los derechos de los afroamericanos en Estados Unidos, dijo:
"El agape revela de la mejor manera su naturaleza espontánea y desinteresada cuando se dirige hacia enemigos cuyas acciones provocaría lo opuesto del amor. De la misma manera en que Dios ama a los pecadores, se espera de nosotros los cristianos que amemos a sus enemigos. Cuando el amor cristiano se dirige a los enemigos... crea comunión, aún incluso en donde la comunión parecía imposible. Así se muestra que el amor cristiano es acción, no sólo reacción'. [Martin Luther King, Jr: Nonviolent Strategies and Tactics for Social Change, Rowman & Littlefield, 2000, John J. Ansbro, p.]
Billy Graham (1918-2018), el evangelista a través de su sitio ofreció una simple explicación al respecto:
"Si Dios sólamente amara a los que son perfectos y dignos de Su amor, entonces Él no amaría a nadie, porque todos somos imperfectos e indignos. Como dice la Biblia: "No hay justo ni uno, ni uno sólo" [Romanos 3:10]
David Wilkerson (1931 –2011) enseñó esta verdad maravillosa de forma práctica, diciéndole al pandillero Nicky Cruz :
"Podrías cortarme y hacerme mil pedacitos, pero cada uno de esos pecaditos aún te diría: “Jesús te ama”.
Esto es lo que quebrantó el corazón de Nicky Cruz y es una de las más poderosas cuerdas de amor con poder de convertir el corazón del hombre incrédulo y atraer el alma quebrantada hacia Dios. Reinhard Bonnke también dijo que "Cuando el Evangelio se predica, se vuelve una confrontación entre el Señor y los pecadores: Dios extendiendo Sus brazos de amor".

En su libro "El poder de Dios para cambiar tu vida", el pastor Rick Warren escribe:
"¿Se dan cuenta de que los cristianos se supone que deben aborrecer ciertas cosas? Romanos 12:9 dice, 'Aborrezcan el mal; aférrense al bien'. Esto es bastante claro: se espera que detestemos la maldad. ¿Porqué? Una razón es por lo que la maldad le hace a las personas. La maldad hiere y destruye a la gente. Cuando ves a Jesús más de cerca, te das cuenta de que la bondad significa defender lo que es justo y oponerse a lo que es indebido. Él odia el pecado, pero ama a los pecadores. Nosotros tendemos a hacer lo opuesto: odiar a los pecadores y amar el pecado. Pero Dios quiere que nosotros al mismo tiempo tengamos compasión por la gente y convicción contra el pecado"
Podríamos seguir todo el día dando citas de otros predicadores y teólogos que en la historia del cristianismo han explorado y afirmado el amor de Dios hacia los pecadores, y su aborrecimiento del pecado, pero si las pruebas bíblicas y estas palabras que hemos dado no son suficientes para hacerle cambiar de parecer, creo que sólo Dios puede.

Es lamentable que se haya vuelto común entre líderes como Paul Washer, John F. MacArthur negar la verdad de que Dios ama al pecador. Otros como Tomás de Aquino en su Summa Theologica, y John Piper han dicho que Dios ama y odia a los pecadores al mismo tiempo. Sin afán de hacer una controversia doctrinal o teológica, no es sorpresa que estos predicadores calvinistas enseñen esto si consideramos que Juan Calvino enseñara lo mismo: que el hombre no puede ser amado por Dios sino hasta que deje de ser pecador. En sus "Sermons on Galatians", leemos que Calvino escribió:
"¿Porqué necesitamos ser justificados? Simplemente porque Dios no puede amar a los pecadores a menos de que haya perdonado sus pecados y los haya borrado" [Sermons on Galatians; John Calvin, p. 255]. 
El error de Calvino y sus seguidores es no entender la extensión en que el Nuevo Testamento dice que a través de Jesús, Dios ha amado a todo el mundo (Juan 3:16). Lo que Él detesta son los pecados de los pecadores, porque dice que odia “SUS OBRAS” y “SU DOCTRINA” en Apocalipsis 2:6 y 2:15, mas no los odia a ellos. Los ama, pero desprueba la maldad de ellos. Aborrece sus maldades porque Él es amor. El pecador está hecho a imagen y semejanza de Dios, es creación de Dios y tiene un alma que le pertenece a Dios. ¿Odiará Dios la obra de sus propias manos?

Escrito está que Dios quiere que todos los hombres lleguen al conocimiento de la verdad, y que quiere que todos sean salvos (1 Timoteo 2:3-4), que Él no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan, (Ezequiel 33:11; 2 Pedro 3:9) que Él les desea bien a los hombres, y aunque el pecador se mantenga separado por su pecado (Isaías 59:1), Dios le ofrece reconciliación. Su amor permite ver, no lo que el pecador es, ni lo que fue, sino lo que es a través de Dios, y lo que que puede ser en Cristo Jesús, con la esperanza de redención en él.

Dios ciertamente juzgará al pecador pero Cristo nos enseñó que no debemos juzgar (condenar). Si nos enfocamos en los pecados del pecador, corremos el peligro de perder de vista el amor y la misericordia, como ocurrió con los fariseos. Ciertamente el pecador se necesita arrepentir, dejar de pecar, pero esto es posible sólo a través del amor de Jesucristo. Al tratarlos, debemos ver más allá de sus faltas y ver más bien su necesidad de ser redimidos por Jesucristo. ¡Él vino a salvar, no a condenar! (Juan 3:17; Juan 12:47). A nosotros nos corresponde seguir su ejemplo y divulgar sus enseñanzas. A través de sus palabras, se muestra el camino. Tenemos que hacer como Jesús hizo y debemos andar como Él anduvo. Difundir Su palabra: Él es el logos (la Palabra), y Él nos dice que debemos amar a nuestros enemigos, porque Él mismo lo hace, y porque también Él nos amó cuando nosotros eramos sus enemigos. Amar con el amor que Él nos ha amado. En todo esto y más, la Biblia es clara en que Dios ama al pecador, pero rechaza y desprueba su pecado.


Aquellos que creen que Dios no ama al pecador muestran ausencia de equilibrio doctrinal bíblicofalta de discernimiento, falta de entendimiento para interpretar correctamente las Escrituras, o falta de la fuerza más poderosa que nos ha dado el Señor Jesucristo: el amor de Dios. Es algo muy grave porque parecería que enseñan a un Dios distinto. Gente así deberá volver a su primer amor antes de que Dios los llame a cuentas, y tendrán que internalizar las palabras de 1 Corintios 13 donde se les recuerda que DE NADA SIRVE el conocimiento, la religiosidad y sus palabras si no conoce EL AMOR DE DIOS. Aquellos que dicen que Dios odia al pecador y enseñan esto como doctrina pueden estár usando el nombre de Dios en vano y la Biblia dice que "el SEÑOR no tendrá por inocente al que tome su nombre en vano" (Éxodo 20:7).

Sólamente hay dos caminos: el del amor de Cristo o el de la perdición en el odio. El odio se desvanece pero el amor de Cristo permanece. Y como alguien dijo: "¡Cuántos problemas en el mundo se resolvería si la gente se diera cuenta de lo mucho que Dios los ama y así recibiera ese amor! La mejor manera de eliminar las barreras para recibir el amor de Dios es desechar las cosas que nos ciegan y no nos dejan ver su amor. Tenemos problemas de percepción porque sucumbimos a las distorsiones de Satanás cuyo primer propósito en el mundo es ser el mayor engañador de los seres humanos" (William Carey Ringenberg). 

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