domingo, 19 de abril de 2015

La Escuela del Pionero

La Reforma Final, un proyecto de predicación para llamarnos a regresar al cristianismo de los Hechos de los Apóstoles ha llegado al español.

jueves, 2 de abril de 2015

Arrepentíos y creed en el Evangelio

Arrepentirse es un cambio verdadero ante Dios en el cual nos sentimos compungidos por el pecado y el mal que hemos en nuestra vida:
  • Implica un cambio de mentalidad respecto a Dios: decidimos que desde ahora queremos hacer su voluntad. 
  • Implica un cambio de mentalidad respecto a Cristo: lo reconocemos como nuestro Mesías, Salvador y Señor, aceptando el mensaje del Evangelio.
  • Implica un cambio de mentalidad respecto al pecado: decidimos dejar el pecado atrás. 
El arrepentimiento en cuestión de sentimiento conlleva un profundo lamento y llanto, como cuando Pedro se arrepintió de negar a Jesús, o Job y otros personajes del Antiguo Testamento se arrepintieron "en polvo y ceniza":
"Acercaos a Dios, y El se acercará a vosotros. Limpiad vuestras manos, pecadores; y vosotros de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Afligíos, lamentad y llorad; que vuestra risa se torne en llanto y vuestro gozo en tristeza. Humillaos en la presencia del Señor y El os exaltará." (Santiago 4:9:10)
Arrepentirse también tiene que ver con dejar de pecar, renunciar al pecado, dar una vuelta de 180° grados a nuestra vida: del mundo, a Dios; del pecado, a Cristo. 

Jesús mandó el arrepentimiento como un primer paso en el Evangelio:
"Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado." (Mateo 4:17)    
"Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento" (Mateo 9:13)   
"El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado: Arrepentíos, y creed el evangelio." (Marcos 1:15)
Todos los que no se arrepientan, perecerán:  
"...En esa misma ocasión había allí algunos que le contaron acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con la de sus sacrificios. Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque sufrieron esto? Os digo que no; al contrario, si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. ¿O pensáis que aquellos dieciocho, sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, eran más deudores que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo que no; al contrario, si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente." (Lucas 13:1-5)

El Bautismo en agua



El Bautismo en agua por inmersión o sumersión es una confesión pública de que decidimos morir a nuestros pecados y comenzar una vida nueva y arrepentida ante Dios. El pueblo de Israel ya lo practicaba en tiempos antiguos, pero para el cristiano adquiere especial relevancia como símbolo de comenzar una vida nueva en Cristo.

Jesús fue bautizado por Juan el Bautista:
"Entonces vino Jesús, desde Galilea hasta el río Jordán, a encontrarse con Juan, para ser bautizado por él. Pero Juan se resistía mucho, diciéndole: "Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y Tú vienes a mí?" Pero Jesús respondió diciéndole: "Deja que sea así por ahora; porque así nos conviene cumplir toda justicia." Entonces, Juan cedió y Jesús, después de que fue bautizado, subió del agua; y he aquí, que los cielos se abrieron frente a Él, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre Él. Y entonces una voz de los cielos dijo: “Este es mi Hijo amado, en quien me deleito.”   (Mateo 3:13-17; Marcos 1:9-10)
Jesús nos manda a ser bautizados:
"Por tanto, id, y enseñad a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo." (Mateo 28:19-20) 
"Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán serpientes; y si bebieren cosa mortífera, no les dañará; sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán." (Marcos 16:15-17)
Los apóstoles obedecieron y enseñaron el bautismo en nombre de Cristo:
"Y Pedro les dijo: Arrepentíos y sed bautizados cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa es para vosotros y para vuestros hijos y para todos los que están lejos, para tantos como el Señor nuestro Dios llame" (Hechos 2:38-39)