Palabras
de bendición y agradecimiento para las madres
Es
una bendición poder dirigirles esta mañana nuestras palabras de
agradecimiento a las madres; en el amor de Cristo, y en una posición
a nombre de sus hijos, con un sentir de alegría por las vidas de
cada una de ustedes. Damos
gracias a Dios por
este día, por permitirnos estar aquí en presencia de Él y por
poder estar juntos, para honrar el valor que cada una de las madres
tiene en el plan perfecto que Dios ha diseñado en la humanidad.
Reciban estas palabras, como si fueran rosas a su corazón y reciban
nuestro agradecimiento porque los hijos aquí presentes estamos
agradecidos con Dios por la manera en que ustedes las madres han sido
de bendición para nuestras vidas.
Cuando
pensamos en la hermosa obra de Dios como nuestro Creador, vemos que
Él ya estaba presente trabajando dentro ustedes desde el primer
momento en que se hicieron madres. En los Salmos, David dice a Dios:
“Tú formaste mis entrañas, Tú me hiciste en el vientre de mi
madre” (Salmos 139:13). Isaías dijo“EL SEÑOR me llamó
desde el vientre, desde las entrañas de mi madre mencionó mi
nombre” (Isaías 49:1). Pablo, dijo en Gálatas: “Dios...
me apartó desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia...”
(Gálatas 1:15). Es imposible entender este misterio en su totalidad;
pues Eclesiastés 11:5 dice “Como tú no comprendes cómo entra
el espíritu a los huesos en el vientre de la mujer embarazada,
así mismo no comprenderás [toda] la
obra de Dios quien hace todas las cosas” (Eclesiastés 11:5,
RVA-2015). Lo que sabemos, es que Dios ya está obrando dentro de
ustedes y formando sus hijos aún antes de que nosotros invoquemos su
nombre.
Aunque
hay pecado en el mundo, y hay una generación malvada, desviada y
caída, que no bendice a su madre (Prov. 30:11); la menosprecia
(Prov. 15:20); y no cuida de ella (Prov. 23:22), Dios en su plan
perfecto nos dice que seamos así. Él nos dice: “Honra a tu
padre Y A TU MADRE, como el Señor Dios te ha mandado,
para que tus días sean prolongados y te vaya bien en la
Tierra que el Señor tu Dios te da” (Éx. 20:12),
Él NO nos da una sugerencia, sino el primer mandamiento con
promesa (Efesios 6:2; Mateo 15:4-6). Y nos muestra que en verdad, la
voluntad de Dios hacia las madres es que todas sean HONRADAS. Esto es
agradable al Señor: que las madres sean obedecidas por sus hijos
(Colosenses 3:20); y esta es la advertencia a los hijos: que no
hablemos mal de ellas, no las juzguemos y no demos a conocer sus
debilidades (Lev. 18:07; Éx. 21:15-17) sino que nos levantemos y les
demos bendición, hablando bien de ellas y alegrando sus corazones
(Prov. 10:01; 23:25). Esto es lo que Dios nos manda a hacer siempre y
lo queremos reconocer de forma especial el día de hoy. Queremos
bendecirlas por sus años de trabajo y dedicación; y por el amor que
tienen al Señor. Y Pablo dice “Trata a las ancianas como a tu
propia madre” (1 Tim. 5:1) así que todos tenemos mamás a quién
honrar.
Dios
dice en la Escritura que la sabiduría de las madres nos ayuda a ser
instruidos y corregidos (Prov. 29:15) y por ello mismo el Espíritu
Santo nos exhorta a “no dejar la enseñanza
de nuestra madre” (Prov. 6:20); y a “no
despreciar la dirección de nuestra
madre, porque adorno de gracia serán a la
cabeza, y collares al cuello” (Prov. 1:8). Así,
el mismo Dios que hizo las flores del campo para embellecer el
camino, es el mismo Dios que nos dio a las madres para embellecer
nuestras vidas.
Damos
gracias a Dios por el amor que Él ha puesto en nuestros corazones
por ustedes nuestras madres; y en los corazones de ustedes por sus
hijos. Damos gracias a Dios por el tiempo que Él nos ha permitido
estar junto a ustedes y aprender de ustedes. Damos gracias a Dios por
las buenas enseñanzas que hemos recibido de parte de ustedes. Damos
gracias a Dios por el tiempo que nos ha permitido estar con nuestras
madres y aprender de ellas las cosas que buenas aprendimos.
A
todas las madres que aman a Dios, sus hijos nos queremos levantar y
decirles: Benditas sean (Prov. 31:38). Apreciamos lo que han hecho
por nosotros. GRACIAS, por consolarnos en tiempos difíciles. GRACIAS
por construir su casa como mujeres sabias (Pr. 14:1-10). GRACIAS, por
habernos perdonado setenta veces siete y por la gracia que han tenido
para con nosotros. GRACIAS, por sus buenas enseñanzas, por su apoyo
y su afecto cuando lo necesitábamos. GRACIAS, por reflejar el amor
de Dios en sus corazones. GRACIAS, por su ejemplo de fe. GRACIAS, por
los tiempos buenos y malos que han pasado con sus hijos. GRACIAS,
por sus oraciones de intercesión por sus hijos. GRACIAS por enseñar
a sus hijos a seguir a Dios, porque es el mejor que se puede enseñar.
Gracias por tenernos, darnos de comer, ayudarnos en nuestros primeros
pasos, criarnos, corregirnos cuando lo necesitábamos, instruirnos
cuando no entendíamos, ayudarnos a salir adelante, y gracias por su
amor cada vez que nos lo han dado.
PERDÓN
por las veces que las hemos desobedecido y el tiempo que no las
bendecíamos. PERDÓN, por haberles fallado tantas veces. PERDÓN,
por no haberles entendido tantas veces. PERDÓN, por no haberlas
escuchado tantas veces. Pero gracias a Dios que nos ha rescatado de
donde caímos. Las amamos en el amor de Cristo y oramos a Dios que Él
derrame sus bendiciones y su abundante paz en sus vidas. Que el amor
de Dios siga resplandeciendo en sus vidas. ES NUESTRO DESEO y
oración, que conozcan más y más el amor de Dios cada día y cada
momento. ES NUESTRO DESEO y oración, que siempre descansen en el
Señor. ES NUESTRO DESEO y oración, que tengan salud y bienestar así
como prospera su alma.
Vístanse
de las fuerza y dignidad que Dios les da, y rían, no teniendo miedo
del futuro, sino confiando todas las cosas a Dios (Proverbios 31:25)
Abran su boca con la sabiduría de Dios y su enseñanza de amabilidad
en su lengua (Proverbios 31:26).
Sin
importar sus circunstancias,
RECUERDEN
que si ustedes están en Cristo, no
tiene porqué afanarse, pues el
Señor tiene cuidado de cada
una de ustedes y nunca las dejará.
Una
madre que está sin Cristo, tendrá muchas penas y tristezas, pero
RECUERDEN que las madres que están en Cristo serán más que
vencedoras en Cristo que nos fortalece, tendrán consolación de todo
y una paz que sobrepase todo entendimiento.
RECUERDEN
de dónde les ha rescatado el Señor, a ustedes y a su familia; cómo
Él las ha levantado y tengan compasión por las otras madres del
mundo que sufren porque no conocen a Dios.
RECUERDEN
que Dios las ama y Él las ha llamado a la maternidad, recibiendo
herencia de parte del Dios Altísimo.
RECUERDEN
seguir honrando a Dios con sus vidas en todo lo que hacen, y sigan
siendo de ejemplo a sus hijos, nietos, sobrinos, y a todos, de una
vida transformada por el amor de Cristo en el poder del Evangelio.
RECUERDEN
que el ser madre es un llamado de Dios y que Él promete suplir todo
lo necesario para el mismo.
RECUERDEN
instruir a sus hijos en la palabra de DIOS para escoger el camino
correcto; y cuando ellos crezcan, no se desviarán (Proverbios 22:6
4)
Como
la madre de Juan y Jacobo, las mamás a menudo quieren que sus hijos
sean los mejores y los más sobresalientes de todos. Pero RECUERDEN
que el Señor Jesús nos enseña que la mejor forma de criar a sus
hijos es enseñándoles a ser servidores de todos.
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Sean como Josabet (2 Reyes 11) que se levantó para proteger a su hijo, y lo cuidó de la maldad del mundo escondiéndolo en la casa del Señor.
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Sean como Ana, la madre de Samuel (1 Sam. 1) que incluso en sus tribulaciones derramaba su corazón ante Él y se aferraba a Él, y estaba dispuesta a dedicar a su propio hijo al servicio total de Dios.
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Sean como Naomi que recibió a su nuera como hijastra, como si fuese unade su propia parentela (Ruth 1).
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Sean como María quien dijo al ángel: “He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra” (Lc. 1:38)
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Sean madres como Elizabeth, llenas del Espíritu Santo (Lucas 1:41)
Sean
como Susana Wesley, que crió a uno de los predicadores más
prominentes de la historia, y cuyo hijo dijo de ella: “He aprendido
más acerca del cristianismo por causa de mi madre, que por todos los
teólogos de Inglaterra”.
Confiando
sus vidas en las manos de Dios, sigan creciendo en el amor del Señor
y extiéndanse hacia adelante, teniendo la mira, no en las cosas del
pasado, sino en las cosas venideras de arriba, y en el Reino eterno
prometido por nuestro Padre Celestial.
Mientras
prepara sus casas o trabajo, RECUERDEN que Dios no las ha llamado en
vano. Y Jesús les está preparado un lugar de descanso a ustedes y
a sus hijos (Juan 14:1-3).
Que
Cristo viva a través de ustedes como madres, y levante una multitud
de madres enamoradas de Él, que refleje su amor a través de su
ejemplo, fe paciencia y compasión. En el nombre de Cristo Jesús,
nuestro Señor y Salvador, amén.
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