jueves, 2 de abril de 2015

El Bautismo en agua



El Bautismo en agua por inmersión o sumersión es una confesión pública de que decidimos morir a nuestros pecados y comenzar una vida nueva y arrepentida ante Dios. El pueblo de Israel ya lo practicaba en tiempos antiguos, pero para el cristiano adquiere especial relevancia como símbolo de comenzar una vida nueva en Cristo.

Jesús fue bautizado por Juan el Bautista:
"Entonces vino Jesús, desde Galilea hasta el río Jordán, a encontrarse con Juan, para ser bautizado por él. Pero Juan se resistía mucho, diciéndole: "Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y Tú vienes a mí?" Pero Jesús respondió diciéndole: "Deja que sea así por ahora; porque así nos conviene cumplir toda justicia." Entonces, Juan cedió y Jesús, después de que fue bautizado, subió del agua; y he aquí, que los cielos se abrieron frente a Él, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre Él. Y entonces una voz de los cielos dijo: “Este es mi Hijo amado, en quien me deleito.”   (Mateo 3:13-17; Marcos 1:9-10)
Jesús nos manda a ser bautizados:
"Por tanto, id, y enseñad a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo." (Mateo 28:19-20) 
"Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán serpientes; y si bebieren cosa mortífera, no les dañará; sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán." (Marcos 16:15-17)
Los apóstoles obedecieron y enseñaron el bautismo en nombre de Cristo:
"Y Pedro les dijo: Arrepentíos y sed bautizados cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa es para vosotros y para vuestros hijos y para todos los que están lejos, para tantos como el Señor nuestro Dios llame" (Hechos 2:38-39)

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