¿Por
qué la
mala alimentación nos enferma?
Introducción: Causas bíblicas de la enfermedad
Al
emprender un estudio de la Biblia, podemos encontrar al menos cuatro
premisas sobre las causas de
padecimientos, limitaciones, enfermedades, malestares,
dolores o problemas de salud en las personas:
-
Hay enfermedades que son causadas de forma sobrenatural por Satanás o espíritus malignos (Job 2:4-7, Mt. 4:24; Mt. 12:22-28, Lc. 8:2; Lc. 13:11-13, Mc, 9:14-29). Dios permitió que algunas éstas hirieran el cuerpo de sus siervos Job y Pablo con el propósito de mostrar su fe o formar su carácter (2 Cor. 12:7-10; Gál. 4:13-14).
-
Hay enfermedades graves que son el resultado natural de la práctica del pecado (Prov. 23:29-35; Mt. 9:2-7). La Biblia habla de las obras de la carne (en Gál. 5: 19-21; Rom. 1:29-32) como cosas que acarrean muerte (1 Cor. 15:56) y que traen dolor en los que no confían en Dios (Sal. 32:10) o que tienen un corazón atormentado por su pecado (Sal. 38). La Biblia también parece reconocer algunos males psicosomáticos (pecados mentales) o "pasiones" pecaminosas que se vuelven "podredumbre para los huesos" (Prov. 14:30) y "malos pensamientos" que provienen del corazón y “contaminan” al hombre (Mt. 15:19; Mc. 7:21-23; etc.)
-
Hay limitaciones físicas y padecimientos que pueden ser causados directamente por Dios (Éx. 4:11; Dt. 32:39) por distintas razones. Dios puede enviar ciertas enfermedades de forma sobrenatural, como un castigo por el pecado (Dt. 28:20-22; 1 Crón. 21:14; Sal. 119:67; Hch. 12:23), entre los cuales se cuenta la rebelión (Is. 53:8), la incredulidad (Lc. 1:20), y el engaño o injusticia (Hch. 13:10-11). Sin embargo, Jesús dejó muy claro que hay enfermedades que no son a causa del pecado (Jn. 9:2-3).
-
Hay males que sobrevienen por violar las leyes naturales de Dios: el pueblo de Dios puede perfecer por falta de conocimiento de estas leyes (Os. 4:6), entre las cuales se encuentra el cuidado de la alimentación, pues la Biblia nos enseña que las personas que destruyen su cuerpo, acarrean destrucción (1 Cor. 3:16-17; Gál. 6:7).
Cada
una de estas afirmaciones es interesante y debe ser estudiada de
forma detenida y detallada, pero estos cuatro puntos abarcan
cuestiones de todas las personas en general. La
causa de enfermedad de una persona no siempre es la misma. También
se podrían considerar los factores genéticos y ambientales, con sus
posibles alusiones bíblicas (Dt.
5:9-10, Éx. 20:5; Jer. 2:7, Isaías 24:4-6, Oseas 4:1-3, Ap.
11:18).
Pare
determinar ello, se necesita un estudio de cada caso y oración para
tener discernimiento de la causa . Sin embargo, el
tema de este artículo, se enfocará específicamente en la cuarta
premisa, que se refiere a las cuestiones del cuidado de la salud.
Una
de las razones bíblicas: la mala alimentación
La
Biblia contiene algunos ejemplos de hombres
de Dios
que enfermaron
en algún punto de sus vidas,
tanto
en el Antiguo,Testamento (Génesis
27:1, 2 Rey. 13:14-21, 2 Reyes 20, Daniel 8:27, Salmo 41 Job 2),
como en el Nuevo Testamento
(2
Tim. 4:20; Hch.
9:36-37; 2
Cor. 11:29; Fil.
2:26).
Aunque
no se puede decir que la causa de la enfermedad de todos ellos era la
misma, las instrucciones acerca de la comida presentes en muchos
versículos interesantes nos
puede ayudar a reflexionar sobre el tipo de alimentación y la
forma
de vida que Dios planeó para sus hijos (Véase
Gén.
1:29-30, 9:3-4; Prov. 23:2, 23;20; Mt. 6:25, 24:48-49; Lc. 12:45-46;
21:34; Rom. 8:4, 12:1; 14:1-5, 14;21; Gál. 5:16, 5:24; 1 Cor.
3:16-17; 6:19; 1 Cor. 9:2; 10:3, 10:23-28; 1 Tim. 4:2).
Cada
versículo debe ser revisado en contexto y hay que decir que en la
Biblia se exhorta a que cada quien esté convencido de lo que come.
Sin embargo, Romanos
14:6,
dice que lo que sea que comamos, lo comamos para gloria de Dios, y lo
que no comamos, por causa del Señor no lo comamos. A la vez, se nos
dice que todo nos es permitido, pero no todo nos conviene (1
Corintios 10:23),
y también se nos llama a que ya
sea que
comamos o no
comamos de
algo,
lo hagamos "todo
para la gloria de Dios"
(1
Corintios 10:31).
La pregunta es: ¿comemos para la gloria de Dios, con dominio
propio, como
debe ser con el fruto el Espíritu Santo? (Gál.
5:23) ¿o
comemos para satisfacer nuestros
propios apetitos carnales,
de forma hedonista y auto-indulgente? En lo que respecta a la manera
de comer y vivir, ¿qué tanto glorificamos a Dios?
En el libro de Génesis, primero se lee que Dios nos dio plantas, frutos y semillas para que nos sirvieren de alimento (Génesis 1:29). Más tarde, se lee que también la carne de los animales que se mueven en el cielo, la tierra y las aguas (Génesis 9:3), y muchas veces se cita al pueblo de Israel comiendo carne de buey, carnero o cordero; se lee que Jesús y sus discípulos comieron pan, pescado y un poco de vino, y que el Apóstol Pablo admitió comer todo tipo de carne (1 Cor. 10:25). No obstante, en la misma Biblia se reconoce que es necesario que los cristianos se abstengan de productos como la morcilla o moronga (Gen. 9:4, Lev. 7:26; Dt. 12:23; Hch. 15:20). En el Antiguo Testamento se reconocen los efectos depurativos de una dieta a base de abundante agua, vegetales y/o legumbres (Daniel 1:5-17), y se citan alimentos muy buenos que Dios recomendó consumir abundantemente a un profeta (Ezequiel 4:9).
El Nuevo Testamento también reconoce, por ejemplo, las propiedades curativas o medicinales de un poco de vino para aliviar algunos malestares digestivos (1 Tim. 5:23) y, en general, la Biblia nos muestra en que hay alimentos muy buenos en un consumo moderado, que, sin embargo, deberían evitarse en exceso (Prov. 15:17; 23:20-21, 25:16, 25:27; Rom. 14:21). No es de sorprenderse, por lo tanto, que Cristo mismo haya advertido a sus discípulos de no comer desmesuradamente para no caer en una embriaguez mundana y en una glotonería llena de auto-indulgencia que es desaprobada por Dios (Lc. 21:36) (compárese esto con Prov. 23:2; 23:30, Is. 5:22).
Hay creyentes que parecen sufrir de los mismos males que muchos incrédulos o miembros de otras religiones. Pero, ¿realmente el plan de Dios incluye esas enfermedades degenerativas y males de salud que se hacen tan comunes en la época contemporánea? ¿o es la voluntad de Dios que seamos más saludables? La respuesta es que Dios desea que seamos prosperados en nuestra salud, al igual que en nuestra alma (3 Juan 1:2). Pero, si es así, ¿porqué a veces la fe no parece resolver todos los problemas de salud de algunas personas? ¿será que estos problemas tienen relación con la alimentación y el estilo de vida?
En
el siguiente escrito, publicado por el diario Newsmax
Health,
leerás un estudio que arroja luz
de
la Biblia sobre algunas de estas fascinantes cuestiones y lo que se
puede deducir del estudio de la misma. El Dr.
Chauncey Crandall,
especialista médico editor
de este tratado, es
también un devoto cristiano que
comparte y compagina sus creencias cristianas y sus conocimientos
para vivir un vida saludable con una base centrada en el plan de Dios
y sus leyes naturales. El
punto es que Dios ha mostrado en la Biblia que considerar la
alimentación sí es importante para mantener una buena salud. El
Dr. Crandall, egresado de la Facultad de Medicina de la
Universidad de Yale, es autor de los libros Y
los muertos resucitan: El encuentro de un médico con lo
milagroso (2011)
y La
simple cura del corazón (2013)
donde
se
muestra
como un firme creyente en que "servimos
a un Dios de milagros"
que
puede perdonar nuestros descuidos y restaurar nuestra salud.
No
obstante, él no se desentiende de las responsabilidades e
instrucciones bíblicas
que los cristianos deben tener en el cuidado de su salud. El material
original de este mensaje, Why
Christians Get Sick?, incorpora
también pensamientos del Reverendo Dr. George Malkmus y su libro
homónimo Why
Christians Get Sick.
"¿Porqué
la
mala alimentación enferma
a
los
cristianos?"
"¿Alguna
vez te haz preguntado porque hay cristianos que padecen de
enfermedades del corazón, artritis, cáncer, problemas digestivos,
Alzhaimer o incluso gripa? ¿Será que estas enfermedades solo atacan
al azar [o
por casualidad]?
¿Será que el plan de Dios para nuestras vidas realmente incluye
estas enfermedades? ¿O tal vez, será la voluntad de Dios que
estemos saludables? Y si la enfermedad es el resultado de no vivir
como Dios quería, ¿cómo podemos redimir nuestras vidas al
conformar nuestras vidas a Su voluntad?
En
el mensaje de hoy, examinaremos lo que la Biblia enseña sobre estas
preguntas fascinantes y vitales. Y consultaremos a un experto médico,
para ver cómo estas enseñanzas también se orientan en la ciencia
moderna. Quizá te interese anotar algunas de las referencias de
la Escritura y frases médicas a medida que avanzamos…
Para
empezar, vayamos al libro de Oseas
4:6,
en el Antiguo Testamento, donde Dios dice: "Mi
pueblo es destruido por falta de conocimiento" Tú
y yo vivimos en lo que se conoce como la era de la información. Pero
la información y el conocimiento no son lo mismo, ni en lo más
mínimo. La información es colección de datos, hechos o cifras. Hoy
en día, tenemos más información que nunca. El conocimiento, sin
embargo, es colección de sabiduría. Nos ahogamos en un mar de
información, pero, al mismo tiempo, pasamos por alto la sabiduría
atemporal que se nos entrega en la Palabra eterna de Dios. Si buscas
parte de esta sabiduría, este material, ¿Porqué
enferman los cristianos?,
es especialmente para ti. Es corto, es gratuito, e incluso podría
cambiar tu vida.
Como
cristianos, creemos que Dios nos ama y tiene un plan maravilloso por
nuestras vidas. Leemos en el Libro de Jeremías
29:11:
"Porque
Yo sé los planes que tengo para ustedes, declara
el SEÑOR,
planes de bienestar y no de calamidad, para darles un futuro y una
esperanza." Sin
embargo, hay cristianos que parecen sufrir de los mismos males que
aquejan a los no-creyentes y a los miembros de otras religiones. Y
hay cristianos más devotos que no parecen ser particularmente más
saludables que los cristianos menos devotos. Así que, ¿porqué no
nos protege nuestra fe en esto? ¿Qué se interpone entre nosotros y
el plan maravilloso que Dios tiene para nuestras vidas?…
...El
Libro de Génesis nos dice que nuestros cuerpos fueron diseñados
para trabajar 6 días a la semana. En tiempos bíblicos, un día de
trabajo duraba desde la salida del sol, hasta el ocaso o la puesta
del sol. No habían semanas de trabajo cortas de 40 horas, ni fines
de semana largos de 3 días, y el plan de Dios para nuestro trabajo
no implicaba una oficina cómoda, un sillón confortable, un teclado
o un volante. El plan de Dios implicaba que estuviéramos en el
exterior, en el aire fresco, en nuestros pies, con tareas físicamente
demandantes como cazar o recolectar alimentos, o cultivar
nuestra propia comida. La labor física es la manera en que los
hombres y las mujeres vivieron por largas generaciones. Fue solo
desde la Revolución Industrial, hace unos 150 años, que todo eso
comenzó a cambiar.
Claramente, la mayoría de nosotros ya no realiza estas mismas actividades para las cuales Dios diseñó nuestro cuerpo. Eso no significa que todos tengamos que volver a hacerlas otra vez, pero el resultado del estilo de vida sedentario de hoy en día y del amplio tiempo libre es bastante evidente: obesidad, debilidad, dificultad para respirar, pérdida de tonicidad muscular, de fuerza y de coordinación: todo esto es el resultado de no realizar la actividad física para la cual nuestros cuerpos fueron diseñados.
Claramente, la mayoría de nosotros ya no realiza estas mismas actividades para las cuales Dios diseñó nuestro cuerpo. Eso no significa que todos tengamos que volver a hacerlas otra vez, pero el resultado del estilo de vida sedentario de hoy en día y del amplio tiempo libre es bastante evidente: obesidad, debilidad, dificultad para respirar, pérdida de tonicidad muscular, de fuerza y de coordinación: todo esto es el resultado de no realizar la actividad física para la cual nuestros cuerpos fueron diseñados.
¿Y
qué hay sobre nuestra comida? La Biblia no tenía que decirnos que
debíamos comer solamente comida cultivada orgánicamente porque toda
la comida era libre de químicos. La Biblia tampoco tenía que
decirnos que evitáramos alimentos transgénicos u organismos
genéticamente modificados porque los transgénicos simplemente no
existían antes, hasta que el humano los inventó en un laboratorio.
Lo mismo pasa con la comida enlatada, las grasas trans, comidas
preenvasadas, colorantes artificiales, conservadores y otras
invenciones humanas, todas ellas con el objeto de cambiar la comida
que Dios había provista, de manera que nuestras vidas fueran más
"cómodas". Todas estas supuestas conveniencias han
degradado los nutrientes en los alimentos que comemos para
sustentarnos.
Hemos
permitido que nuestra comida sea envenenada con sustancias químicas
en las granjas y se le han quitado sus nutrientes en el proceso al
que se somete en plantas donde más químicos se añaden a ella. ¡Y
hemos comido estos alimentos por años! Entonces, ¿porqué nos
sorprendemos de porqué nos enfermamos tanto? O peor aún, culpamos a
Dios por nuestra mala salud.
Solo
tomemos un ejemplo: el azúcar. Nuestro Creador nos dotó de papilas
gustativas que responden con placer ante el azúcar. Por miles de
años, un poco de miel o un racimo de cerezas satistizo nuestro
paladar. Seguramente sabes que los científicos han descubierto que
tanto la miel como las bayas están cargadas con muchos nutrientes
que mejoran la salud. Así que el plan de Dios para nuestra salud
verdaderamente funciona ¿no es así? Pero hoy en día, marcas
de comida procesada y refrescos están llenos de azúcar refinada y
saborisantes artificiales. Consumimos estos compuestos en cada comida
y entre comidas, a pesar de que tienen cero valor nutricional.
La
industria comercial alimenticia ha tomado nuestro usual gusto por las
cosas dulces, lo ha usado para obtener tremendas ganancias de una
cantidad inimaginable de personas. De tal manera, nuestros
niveles de azúcar, nuestros estados de ánimo se comportan
erráticamente, la función de nuestros riñones e hígado se hace
más lenta, y nuestros cerebros no pueden trabajar en la forma en que
fueron diseñados, todo esto debido a un exceso de azúcar y a
sustitutos de azúcar. ¿Hay duda de que esta dieta no es lo que Dios
quería?
Mucho
de lo mismo se podría decir de cualquier otro depresivo o químico
que ponemos en nuestro cuerpo y que causa nuestro deterioro. ¿Hay
duda alguna de que Dios quería que nosotros consumiéramos una dieta
sana basada en alimentos completamente naturales? Saben, Adán y Eva
nunca comieron papas fritas. Moisés nunca comió una hamburguesa con
queso. Los 12 discípulos obtenían su desayuno bien fresco del Mar
de Galilea. De la Tierra Prometida se dijo que fluiría "leche y
miel" [Éx.
3:8; Lev.
20:24; Núm.
13:23; Ez.
20:26].
Pero la mayor parte de nuestra comida hoy en día no viene de la
naturaleza, sino de fábricas gigantes de comida procesada o cadenas
de comida rápida.
Bien,
necesitamos hacer una pausa porque aquí es cuando se torna personal.
Esperamos no ofender a nadie con esto. Pero el hecho es poca
gente (incluidos los cristianos) se detienen a pensar que gastan
mucho en tiendas de comestibles donde compran alimentos procesados y
cómodos que no son lo que Dios tenía por intención. Muchas comidas
que vienen en cajas, latas, y paquetes sellados o que contienen
ingredientes que ninguno de nosotros podemos pronunciar, son,
probablemente, cosas que Dios no quería para nosotros.
Estamos
tratando de sostener nuestra salud con alimentos que están
restructurados en un laboratorio por hombres, en vez de ser
producidos por la naturaleza como Dios lo había dispuesto. Dicho
de otra manera, en general, cada supermercado en Estados Unidos está
repleto de grandes estantes de suplementos vitamínicos, sino es que
de una farmacia gigante en la que se ofrecen medicamentos
prescritos.
Los
multavitamínicos no existieron sino hasta 1934: antes, simplemente
no los necesitábamos. Ahora, hay una gran cantidad de suplementos de
minerales y vitaminas en cada supermercado; y eso solo porque en la
fábrica se le quitaron los nutrientes que en principio nos había
otorgado Dios. Si en una farmacia no se te venden productos para tu
molesto estómag, entonces debe ser la diabetes, la presión
arterial, las que se te debe atender para que te fortalezcas. Todo
esto con el fin de reparar nuestra salud de los efectos destructivos
de esa comida procesada que habías cargado en tu carrito de
supermercado ¡en esa misma tienda! Y, no se tú, pero todavía no he
visto una farmacia en el interior de un mercado de agricultores.
Cuando
te detienes a pensarlo, es claro que nuestra dieta hoy en día no
refleja lo que Dios quería para nosotros en la Creación. Tal vez
sea hora de repensar nuestros estilos de vida. Tal vez es hora de
tomar el plan de Dios y regresar a comer los alimentos y hacer el
ejercicio que Dios planeaba, en vez de aceptar que las enfermedades
resultantes son parte del plan de Dios. Estamos llamados a glorificar
a Dios en todo lo que hagamos, y sin embargo, muchos dañan sus
cuerpos con alimentos artificiales y indulgencias poco saludables que
Dios nunca quiso para nosotros. A la luz de esto, ¿es tan difícil
entender porqué tantos han visto su salud siendo destruida por los
estilos de vida modernos? Pues bien,
este es un punto claro que dista entre el mundo de hoy y los días
bíblicos, pero ¿cómo podemos aplicar estas enseñanzas y mejorar
nuestra salud? Para dar una perspectiva de esta pregunta, Nexsmax
Health
acudió a un médico que no solo es un destacado cardiólogo, sino
también, un devoto cristiano. Conozcan al Dr. Chauncey
Crandall, egresado de la Facultad de Medicina de la Universidad
de Yale y activo cardiólogo que ha realizado más de 40,000
procedimientos quirúrgicos cardiacos, y que ha estado activamente
envuelto en misiones cristianas alrededor del mundo. Director de
Medicina Preventiva en la Clínica Cardiovascular de Palm Beach, el
Dr. Crandal atiende a todo tipo de personas: trabajadores comunes,
ancianas y ancianos, millonarios y billionarios, y viaja a zonas
pobres en países tercermundistas, llevando cuidado, asistencia
médica, y amor de Dios a aquellos que están necesitados. Él
es un firme creyente en la buena ciencia y, ofreciendo lo mejor de lo
mejor que se tiene en tecnología médica, y por su historial de
carrera exitosa, al Dr. Crandall a menudo se le pide que comparta sus
experiencias con audiencias en todo el mundo. Y ahora, el Dr.
Crandall nos comparte con sus opiniones sobre porqué los cristianos
se enferman...
NewsmaxHealth: Así que, Dr. Crandall: ¿por qué cree usted que se enferman los cristianos?
Dr.
Crandall: "Bueno,
es muy claro para mí, habiendo tratado a miles de pacientes, que
nuestros estilos de vida modernos no son lo que Dios quería para
nosotros. Tomamos alimentos hechos por el hombre, trabajamos en
ambientes hechos por el hombre, y nos entretenemos con diversiones
hechas por el hombre. Ahora bien, cierta parte de esto es inevitable,
y no quiero decir que debamos vivir en cuevas. Incluso mi propia
profesión es practicada y realizada en un ambiente altamente
controlado y hecho por el hombre. Pero solo toma un esfuerzo
relativamente pequeño de nuestra parte para consumir una dieta
saludable basada en comidas naturales y para dar a nuestro cuerpo el
ejercicio que Dios quería para nosotros. Mi creencia es que combinar
estas prácticas con la fe y la oración puede restaurarnos a la
buena salud que Dios planeaba para nuestras vidas. Dios no quiere que
seamos enfermizos."
NewsmaxHealth: Dr.
Crandall, usted es un especialista en cardiología y aquí hablamos
de la salud integral del cuerpo. ¿Puede un especialista como usted
realmente referirse a la perspectiva de todo el cuerpo humano?
Dr.
Crandall: A
saber, esa es una gran pregunta. El corazón es el centro de la salud
de todo el cuerpo por dos razones críticas.
La
primera es que el corazón es el que bombea el oxígeno a cada célula
del cuerpo. Podemos vivir sin comida por algunos cuantas semanas, y
sin agua por unos cuantos días, pero nuestras células empiezan a
morir en minutos si no obtienen el oxígeno suplementado por el
corazón. Si tu corazón es saludable, tus células recibirán el
oxígeno y los nutrientes que necesitan para estar saludables, para
regenerar nuevas células y para deshacerse de la enfermedad.
Y
la segunda razón es esta: que un tiempo de vida con malos hábitos
tiende a manifestar sus efectos primero y con la peor consecuencia en
el corazón. Sin el suficiente ejercicio aeróbico, el músculo del
corazón se debilita y no puede bombear sangre eficientemente a todo
el cuerpo. Y una mala alimentación lleva a niveles altos de
colesterol y bloquea las arterias que están cerca del corazón.
Nuestro hígado y riñones pueden limpiar mucho del daño en nuestro
cuerpo, pero no pueden limpiar nuestras arterias. El daño progresa
lentamente, trágicamente y en un gran número de pacientes, los
primeros síntomas de arterias tapadas es un ataque fatal al corazón.
Decir
que un desayuno de puerco, tocino, huevo, queso, salchichas, papas
fritas y salsa picante equivale a un ataque al corazón, no es en
tono de broma, y veo los resultados en mi oficina o en la sala de
operaciones todos los días. Mantener la salud del corazón es
también esencial para evitar una embolia y el Alzhaimer.
NewsmaxHealth: Una
pregunta más Dr. Crandall: ¿Qué consejo le daría a un
cristiano que quiere conformar su vida a la voluntad de Dios y
experimentar una perfecta salud?
Dr.
Crandall: Bien,
el simple hecho de hacer la pregunta es un gran paso en la dirección
correcta. He visto que mucha gente espera hasta que ya está en
muy malas condiciones, antes de que comience a tomar seriamente la
cuestión de su salud, o de acudir a Dios por ayuda. Esto es
especialmente cierto en lo que respecta a la salud del corazón. Soy
un profundo creyente en consumir una dieta sana. Esto no significa
que tengas que privarte a ti mismo en comer como conejo. Simplemente
significa escoger las comidas naturales que Dios creó, las cuales
son superiores en todos los sentidos a la comida procesada hecha por
el hombre. Dios describió la Tierra Prometida como una de la
cual emanada leche y miel. Claramente, Dios quiere que tengamos una
alimentación que verdaderamente disfrutemos: está provista en una
abundancia de frutas naturales, vegetales, granos, carne, pescado y
aves, todos los cuales son para que los disfrutemos. Esto es
consistente con la dieta mediterránea que es amigable para el
corazón, y no creo que sea ninguna coincidencia en absoluto el hecho
de que la Tierra Santa está en la Cuenca del Mediterráneo. Esta
alimentación sana, basada en comida bíblica, ha sido practicada
desde el comienzo de los tiempos. Creo
que los cristianos podemos mejorar nuestra salud y nuestra vida, la
vida que Dios planeó para nosotros, si simplemente conformamos
nuestra vida a la Voluntad de Dios en estas elecciones tan simples
respecto a lo que comemos y bebemos. De hecho, no solo lo creo, Dios
lo promete..."
...El
Dr. Crandall no solo es un reconocido conferencista; es también el
editor del Hearth Health Report, una hoja informativa publicada
mensualmente para tratar temas de una vida saludable para el corazón.
En su trabajo, el Dr. Crandall se encontró recientemente con el
libro de un reconocido pastor cristiano que explora muchos de los
asuntos que hemos discutido en este mensaje. El libro se titula "Por
qué se enferman los cristianos"
y es base para muchas de las ideas que hemos explorado el día
de hoy. El libro fue publicado hace ya varios años, y se volvió tan
popular que se ha publicado de nuevo dos o tres veces. Contiene
respuestas precisas y bíblicas sobre porqué los cristianos nos
enfermamos y continúa en más detalle de lo que podemos hacer ahora.
Analiza el impacto de los fármacos prescritos en la profesión
médica; el gran costo físico del estrés, los malos sentimientos y
el ejercicio inadecuado: cómo nosotros, como cristianos,
involuntariamente violamos las leyes naturales de Dios, y mucho más.
En la primera página introduce el tema de especialidad del Dr. Crandall: las enfermedades del corazón, haciendo notar que millones de personas mueren por causas cardiacas cada año. El libro indaga cómo los cristianos pueden evitar tanta enfermedad y males cardiacos, al tiempo que buscar responder cómo experimentar una mejor salud. Hace preguntas importantes, tales como: ¿Puede librarse la gente de malestares físicos? ¿El cáncer y otras enfermedades que amenazan la vida son evitables? ¿Qué puede hacer una persona para evitar la enfermedad, ya sean alergias, o asma o Alzhaimer?
El
autor se hacía preguntas similares en su mente cuando a los 42
años fue diagnosticado con cáncer de colon. "¿Cómo
puede ocurrir esto?", preguntó
al Señor. "¿Cómo
es posible que un cristiano pueda adquirir cáncer?". Negándose
a aceptar el cáncer como lo que Dios quería para su vida, él
comenzó un intenso estudio bíblico y científico para encontrar el
porqué, y, de ser posible, encontrar una alternativa para los
tratamientos tóxicos, invasivos y frecuentemente insatisfactorios en
la profesión médica. Lo que descubrió, no solo le trajo salud a su
cuerpo, sino que también resolvió muchas preguntas que otros
creyentes bíblicos se hacen alrededor del mundo, incluyendo el "por
qué se enferman los cristianos?".... Hay muchos libros buenos
sobre salud hoy en día, pero es difícil encontrar uno solo en el
que cada capítulo parta de la Escritura y cada remedio esté basado
en la Palabra atemporal de Dios.
En
la página 30, se lee que las únicas fuentes de las cuales la sangre
puede derivar el material reconstructivo para las células, son: la
comida que comemos, el líquido que bebemos y el aire que respiramos,
así que debemos tomar estas decisiones con mucha sabiduría... Quizá
sea tiempo de que dejemos de escondernos
del Señor y
culparlo por nuestros problemas... Contiene un dato interesante de la
página 38: la persona promedio pone más atención al grado de
gasolina que pone en su coche, que a la comida que pone en su
boca. Luego, al comienzo de la página 53, se leen perspectivas
fascinantes sobre el uso de fármacos prescritos. ¿O deberíamos
decir: el mal uso? (porque gran parte de los fármacos prescritos
realmente son un intento de venir y salvarnos de las malas elecciones
que hemos hecho sobre lo que ponemos en nuestras bocas y qué tanto
movemos nuestros cuerpos)...
El Dr. Crandall ha viajado por el mundo estudiando culturas antiguas y contemporáneas. Ha observado que otras culturas simplemente no sufren tanto de enfermedades del corazón como los estadounidenses. Esto permanece como una evidencia convincente de que las enfermedades del corazón son producto de la manera en que vivimos y comemos... la dieta también puede prevenir posiblemente la artritis, la diabetes y la demencia cenil.
El Dr. Crandall ha viajado por el mundo estudiando culturas antiguas y contemporáneas. Ha observado que otras culturas simplemente no sufren tanto de enfermedades del corazón como los estadounidenses. Esto permanece como una evidencia convincente de que las enfermedades del corazón son producto de la manera en que vivimos y comemos... la dieta también puede prevenir posiblemente la artritis, la diabetes y la demencia cenil.
El Dr. Crandall dice que hay algo malo en que nuestro sistema médico se haya vuelto tan fragmentado. Un distinto especialista trata una distinta parte del cuerpo, pero, en la realidad, la biología humana es un sistema unificado e interconectado. De tal manera que no le pareció algo sorpresivo cuando aprendió que unos investigadores descubrieron una estrecha relación entre enfermedad coronaria y la enfermedad de Alzhaimer. "Muy a menudo se lee que no hay nada que puedas hacer sobre el Alzhaimer, pero eso no es verdad", dice él; "si tienes tu corazón saludable, hay una posibilidad muy alta de que tu cerebro también permanezca saludable..."
La oración también nos ayuda con muchas pruebas y tribulaciones que enfrentamos, proveyendo una fuente de consolación y esperanza. Ahora hay estudios que demuestran que también hay una conexión entre espiritualidad y menos depresión, menor presión arterial y una habilidad mejorada para enfrentar dificultades económicas y dolor físico, para tener una salud en general, y una vida más larga. Estas son muchas razones grandiosas para arrodillarte o juntar tus manos en oración... (pidiendo también que Dios te de fuerza y sabiduría para cambiar finalmente tu alimentación y estilo de vida conforme a Su Voluntad...)