viernes, 30 de junio de 2017

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia


¿Alguna vez has estado realmente sediento? ¿Qué pasó? ¿Qué hace la gente cuando tiene muchísima sed? ¿Acaso no BUSCA en dónde puede conseguir agua, o acaso no PIDE a alguien que le de agua, o acaso no SE ESFUERZA por encontrar algo que pueda saciar su sed? ¿Y cuando has estado realmente hambriento? ¿Qué hace la gente cuando tiene mucha MUCHA hambre? ¿Acaso no deja las demás cosas a un lado por un momento, y hace lo necesario para BUSCAR comida a como de lugar, y se esfuerza por encontrarla lo más pronto posible para saciar su hambre?



Jesucristo dijo: "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados" (Mateo 5:6)  


VIVIMOS EN UN DESIERTO

Muchas veces el Señor nos lleva por desiertos en la vida en los cuales no hay agua ni bebida a la mano. Este mundo por sí mismo es seco y árido espiritualmente hablando. Este mundo está lleno de injusticias, y no es de sorprenderse porque la Biblia dice que el maligno ha engañado al mundo entero (Apocalipsis 12:9)Todos los días podemos oír de maldades y crímenes, pecados e injusticias cometidas, ya sea en la familia, en la colonia, en escuelas, en el trabajo, en la ciudad, en el país o en otras partes del mundo. Vivimos en un lugares desiertos, pero el Señor nos permite estar aquí en este lugar por una razón, y nos ha puesto para hacer que resalte Su justicia y que el agua de su espíritu sea a nosotros como un oasis en medio del desierto. "...nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios (Romanos 3:5). 
"Todos bebieron la misma bebida espiritual, porque bebían de una roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo. Sin embargo, Dios no se agradó de la mayor parte de ellos, pues quedaron tendidos en el desierto" (1 Cor. 10:4-5)
El Señor quiso que estemos en un mundo árido para resaltar probar nuestro corazón y para que saliera a relucir lo que realmente hay dentro de él. Así como lo hizo con los Israelitas, a quienes dijo:
"Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres. 2 Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos. 3 Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre. 4 Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años. 5 Reconoce asimismo en tu corazón, que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te castiga" (Deuteronomio 8:2-3)
El pueblo de Israel, liderado por Moisés, fue enviado al desierto donde padecieron por encontrar agua por tres días. Sin embargo, en medio de esta situación, el Señor hizo que saliera agua de 12 fuentes (Éx.5:27) y de la roca (Éx.17, Núm.20). "y todos bebieron la misma bebida espiritual, porque bebían de una roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo. Sin embargo, Dios no se agradó de la mayor parte de ellos, pues quedaron tendidos en el desierto" (Mateo 3:3). El Señor mostró que aunque estaban en un lugar donde el agua escaseaba, y aunque no lo merecían, Él podía dar agua a todos los que estuvieran con Él y hacer que se manifestara mucha agua en medio del desierto (Éxodo ).  

De esta forma, Dios saciará la sed de aquellos que lo desean como un hombre caminando en el desierto con una cantina seca ansía agua. No hay nada casual en este tipo de sed. Es una sed desesperada. Uno que está en el desierto, donde no hay agua, sabe que si no toma agua pronto, se debilitará y eventualmente se quedará en el camino y si no encuentra agua morirá.  NADIE puede seguir viviendo sino consume alimentos y toma agua. Así debe ser nuestra estancia en el desierto. Debemos buscar a Dios y Él promete que Él estará con nosotros.
"yo he sido el SEÑOR tu Dios desde la tierra de Egipto; no reconocerás a otro dios fuera de mí, pues no hay más salvador que yo. Yo te cuidé en el desierto, en tierra muy seca" (Oseas 13:5) 

DIOS QUIERE QUE BUSQUEMOS LA JUSTICIA

Así como se busca agua o comida en medio del desierto, el Señor quiere que busquemos la justicia de Su reino primero que nada.  
"...Escrito está: "No sólo de pan vivirá el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mateo 4:4). 
"Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo" (Romanos 14:17)
"Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; que vuestro Padre celestial sabe que necesitáis de todas estas cosas. Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas" (Mateo 6:32-33)
Cada día tiene sus propios males que Dios quiere que presentemos ante el Señor en oración, cada día. Jesús nos dice que oremos para que Él nos de "el pan de cada día". Él ya sabe nuestras necesidades (aún antes de que abramos la boca), pero nos pide que le busquemos el pan espiritual primero que nada. Y el nos dará lo que necesitamos.
"El que sigue la justicia y la lealtad, halla vida, justicia y honor" (Proverbios 21:21).
"Bienaventurados los que guardan el juicio, los que practican la justicia en todo tiempo. Acuérdate de mí, oh SEÑOR, en tu bondad hacia tu pueblo; visítame con tu salvación" (Salmos 103:3-4).
"Una voz clama: Preparad en el desierto camino al SEÑOR; allanad en la soledad calzada para nuestro Dios" (Isaías 40:3).
"El te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que demanda el SEÑOR de ti, Sino sólo practicar la justicia, amar la misericordia (lealtad), Y andar humildemente con tu Dios?" (Miqueas 6:8).
"Buscad lo bueno, y no lo malo, para que viváis; porque así Jehová Dios de los ejércitos será con vosotros, como decís. 15 Aborreced el mal, y amad el bien, y poned juicio en la puerta: quizá Jehová, Dios de los ejércitos, tendrá piedad del remanente de José" (Amós 5:14-15).
"Aborrecí, abominé vuestras solemnidades, y no me darán buen olor vuestras asambleas. 22 Y si me ofreciereis holocaustos y vuestros presentes, no los recibiré; ni miraré á los pacíficos de vuestros engordados. 23 Quita de mí la multitud de tus cantares, que no escucharé las salmodias de tus instrumentos. 24 Antes corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo"(Amós 5:21-24).

DEBEMOS TENER HAMBRE DEL PAN DE VIDA
"Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados" (Lucas 6:21)
Cuando nuestro estómago no tiene comida, sentimos el vacío en nuestro estómago. Cuando nuestra alma está hambrienta, el ser humano también trata de llenarla. Blaise Pascal dijo: "En el corazón de todo hombre existe un vacío que tiene la forma de Dios. Este vacío no puede ser llenado por ninguna cosa creada. Él puede ser llenado únicamente por Dios, hecho conocido mediante Cristo Jesús". El problema es que la gente no tiene hambre de la justicia de Dios. Tienen hambre de comodidad, hambre de dinero, hambre de grandeza personal, hambre de poder, hambre de aprobación, hambre de bienes materiales, ¿pero cuántos tienen hambre de justicia?  La gente trata de llenar su alma con bienes materiales, con egocentrismo, con entretenimiento, televisión, música, vicios, y demás. Pero la vida del hombre no consiste en los bienes que posee (Lucas 12:15) y de nada sirve llenarse de todas cosas del mundo si al final uno pierde su alma (Marcos 8:36)

Jesús mismo es nuestro alimento espiritual. 
"23 Vinieron otras barcas de Tiberias cerca del lugar donde habían comido el pan después de que el Señor había dado gracias. 24 Por tanto, cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y se fueron a Capernaúm buscando a Jesús. 25 Cuando le hallaron al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá? 26 Jesús les respondió y dijo: En verdad, en verdad os digo: me buscáis, no porque hayáis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. 27 Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el cual el Hijo del Hombre os dará, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello. 28 Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? 29 Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios: que creáis en el que El ha enviado. 30 Le dijeron entonces: ¿Qué, pues, haces tú como señal para que veamos y te creamos? ¿Qué obra haces? 31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: "Les dio a comer pan del cielo". 32 Entonces Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: no es Moisés el que os ha dado el pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. 33 Porque el pan de Dios es el que baja del cielo, y da vida al mundo. 34 Entonces le dijeron: Señor, danos siempre este pan. 35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de la vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed. 36 Pero ya os dije que aunque me habéis visto, no creéis. 37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que viene a mí, de ningún modo lo echaré fuera. 38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. 39 Y esta es la voluntad del que me envió: que de todo lo que El me ha dado yo no pierda nada, sino que lo resucite en el día final. 40 Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo aquel que ve al Hijo y cree en El, tenga vida eterna, y yo mismo lo resucitaré en el día final" (Juan 6:23-40). 
"Y mientras comían, Jesús tomó EL PAN, y lo bendijo, y lo partió y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo" (Mateo 26:26) 
"Entonces Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre que vive me envió, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. Este es el pan que descendió del cielo; no como el que vuestros padres comieron, y murieron; el que come este pan vivirá para siempre. Esto dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Capernaúm" (Juan 6:54-59)
El pan del Cielo, que es Cristo Jesús, es para aquellos que le buscan con humildad (no a aquellos justos en su propia opinión). "Dios no envía a nadie vacío excepto a aquellos que están llenos de sí mismos" ~ D.L. Moody 
"Bienaventurado aquel cuya ayuda es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en el SEÑOR su Dios, que hizo los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; que guarda la verdad para siempre; que hace justicia a los oprimidos, y da pan a los hambrientos. El SEÑOR pone en libertad a los cautivos. El SEÑOR abre los ojos a los ciegos, el SEÑOR levanta a los caídos, el SEÑOR ama a los justos" (Salmos 146:7-8)
"A los hambrientos colmó de bienes; y a los ricos envió vacíos" (Lucas 1:53)

DEBEMOS SACIAR NUESTRA SED TOMANDO DE LA FUENTE
Salmos 84:2 Anhela mi alma, y aun desea con ansias los atrios del SEÑOR; mi corazón y mi carne cantan con gozo al Dios vivo. Salmos 119:20 Quebrantada está mi alma anhelando tus ordenanzas en todo tiempo. Salmos 119:131 Abrí mi boca y suspiré, porque anhelaba tus mandamientos. Isaías 55:1 Todos los sedientos, venid a las aguas; y los que no tenéis dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad vino y leche sin dinero y sin costo alguno.
Salmos 42:1- Como el ciervo anhela las corrientes de agua, así suspira por ti, oh Dios, el alma mía. 2 Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente; ¿cuándo vendré y me presentaré delante de Dios? 3 Mis lágrimas han sido mi alimento de día y de noche, mientras me dicen todo el día: ¿Dónde está tu Dios? 4 Me acuerdo de estas cosas y derramo mi alma dentro de mí; de cómo iba yo con la multitud y la guiaba hasta la casa de Dios, con voz de alegría y de acción de gracias, con la muchedumbre en fiesta. 5 ¿Por qué te abates, alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios, pues he de alabarle otra vez por la salvación de su presencia.
Salmos 63 - 1 Oh Dios, tú eres mi Dios; te buscaré con afán. Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela cual tierra seca y árida donde no hay agua. 2 Así te contemplaba en el santuario, para ver tu poder y tu gloria. 3 Porque tu misericordia es mejor que la vida, mis labios te alabarán. 4 Así te bendeciré mientras viva, en tu nombre alzaré mis manos. 5 Como con médula y grosura está saciada mi alma; y con labios jubilosos te alaba mi boca. 6 Cuando en mi lecho me acuerdo de ti, en ti medito durante las vigilias de la noche. 7 Porque tú has sido mi socorro, y a la sombra de tus alas canto gozoso. 8 A ti se aferra mi alma; tu diestra me sostiene.

LA JUSTICIA DEL REINO BUSCA HACER JUSTICIA AL AGRAVIADO 
Buscar la justicia del reino de Dios implica que debemos compartir alimento con los que también están hambrientos de justicia. Porque debemos tratar a los demás como queremos ser tratados. Tener hambre y sed de justicia implica que no nos podemos conformarnos con la injusticia de este mundo. Implica que debe haber en nosotros un profundo deseo y un anhelo de hacer obras de justicia agradables ante Dios que alivien a otros.

¿Qué hacemos cuando vemos que alguien a quie
n amamos está sediento o hambriento? ¿Acaso no le ofrecemos lo mejor que podamos?  Porque hemos sentido hambre, sabemos cómo se siente tener hambre, y eso nos motiva a darles de comer a quienes también tienen hambre. Juan el Bautista enseñó esto, diciendo: "El que tiene dos túnicas, comparta con el que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo" (Lucas 3:11)

Buscamos a Dios es a través de nuestras obras, de la oración y del ayuno. ¿Qué clase de ayuno le agrada a Dios y qué consecuencia tendrá? 
"¿No es éste el ayuno que yo escogí: desatar las ligaduras de impiedad, soltar las coyundas del yugo, dejar ir libres a los oprimidos, y romper todo yugo? 7 ¿No es para que partas tu pan con el hambriento, y recibas en casa a los pobres sin hogar; para que cuando veas al desnudo lo cubras, y no te escondas de tu semejante? 8 Entonces tu luz despuntará como la aurora, y tu recuperación brotará con rapidez; delante de ti irá tu justicia; y la gloria del SEÑOR será tu retaguardia. 9 Entonces invocarás, y el SEÑOR responderá; clamarás, y El dirá: 'Heme aquí'. Si quitas de en medio de ti el yugo, el amenazar con el dedo y el hablar iniquidad, 10 y si te ofreces al hambriento, y sacias el deseo del afligido, entonces surgirá tu luz en las tinieblas, y tu oscuridad será como el mediodía. 11 Y el SEÑOR te guiará continuamente, saciará tu deseo en los lugares áridos y dará vigor a tus huesos; serás como huerto regado y como manantial cuyas aguas nunca faltan" (Isaías 58:6-11)
"Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis" (Mateo 25:35)
"41Porque cualquiera que os dé de beber un vaso de agua, por razón de vuestro nombre, ya que sois seguidores de Cristo, en verdad os digo que no perderá su recompensa" (Mateo 9:41) 


EL SEÑOR PROMETE SACIAR NUESTRA SED CON RÍOS DE AGUA VIVA


La mujer en el pozo con el que Jesús habló había estado cinco veces casada y vivía con un hombre que no era su marido, sin embargo, Jesús no le dio una conferencia sobre la inmoralidad. Le habló de su sed (Juan 4:14; Juan 4:49). 

37Y en el último día, el gran día de la fiesta, Jesús puesto en pie, exclamó en alta voz, diciendo: Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba. 38El que cree en mí, como ha dicho la Escritura: 'De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva'.
"3 Fortaleced las manos débiles y afianzad las rodillas vacilantes. 4 Decid a los de corazón tímido: Esforzaos, no temáis. He aquí, vuestro Dios viene con venganza; la retribución vendrá de Dios mismo, mas El os salvará. 5 Entonces se abrirán los ojos de los ciegos, y los oídos de los sordos se destaparán. 6 El cojo entonces saltará como un ciervo, y la lengua del mudo gritará de júbilo, porque aguas brotarán en el desierto y arroyos en el Arabá. 7 La tierra abrasada se convertirá en laguna, y el secadal en manantiales de aguas; en la guarida de chacales, su lugar de descanso, la hierba se convertirá en cañas y juncos. 8 Allí habrá una calzada, un camino, y será llamado Camino de Santidad; el inmundo no transitará por él, sino que será para el que ande en ese camino; los necios no vagarán por él" (Isaías 35:3-8)
"En el desierto morará el derecho, y la justicia habitará en el campo fértil. La obra de la justicia será paz, y el servicio de la justicia, tranquilidad y confianza para siempre. Entonces habitará mi pueblo en albergue de paz, en mansiones seguras y en moradas de reposo" (Isaías 32:17-18)
"2 Así dice el SEÑOR que te creó, que te formó desde el seno materno, y que te ayudará: 'No temas, Jacob, siervo mío, ni tú, Jesurún, a quien he escogido. 3 'Porque derramaré agua sobre la tierra sedienta, y torrentes sobre la tierra seca; derramaré mi Espíritu sobre tu posteridad, y mi bendición sobre tus descendientes. 4 'Ellos brotarán entre la hierba como sauces junto a corrientes de agua" (Isaías 44:2-8)
"Será un día único, conocido sólo del SEÑOR, ni día ni noche; y sucederá que a la hora de la tarde habrá luz. 8En aquel día sucederá que brotarán aguas vivas de Jerusalén, una mitad hacia el mar oriental y la otra mitad hacia el mar occidental, será lo mismo en verano que en invierno. 9Y el SEÑOR será rey sobre toda la tierra; aquel día el SEÑOR será uno, y uno su nombre" (Zacarías 14:7-9)  
"Y sucederá que en aquel día los montes destilarán vino dulce, las colinas manarán leche, y por todos los arroyos de Judá correrán las aguas; brotará un manantial de la casa del SEÑOR y regará el valle de Sitim" (Joel 3:18)

El profeta Ezequiel recibió una visión increíble acerca de un río que emana del santuario del Dis Altísimo. Las Escrituras dicen que la mano de Dios llevo a Ezequiel a la misma cima de una montaña, donde se le apareció un hombre “…cuyo aspecto era como aspecto de bronce” (Ezequiel 40:3). Él llevó a Ezequiel a la puerta de la casa de Dios, donde él le dio al profeta la maravillosa visión. Era una visión del futuro del pueblo de Dios:
"Y díjome: Estas aguas salen á la región del oriente, y descenderán á la llanura, y entrarán en la mar: y entradas en la mar, recibirán sanidad las aguas. 9 Y será que toda alma viviente que nadare por donde quiera que entraren estos dos arroyos, vivirá: y habrá muy muchos peces por haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en este arroyo" (Ezequiel 47:8-9)
Jesús mismo dijo:
"El que cree en mí, como ha dicho la Escritura: 'De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva'" (Juan 7:38)
Ahora bien, imágenes de agua en la Biblia casi siempre representan el Espíritu de Dios. Esta visión claramente revela un derramamiento poderoso del Espíritu Santo en los últimos días. Juan describe una visión similar de un hombre que se le apareció en la Isla de Patmos: “y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno” (Apocalipsis 1:15). El hombre en ambos pasajes no es otro sino Cristo mismo. A Juan le mostró así: 
"Y me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero, 2 en medio de la calle de la ciudad. Y a cada lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce clases de fruto, dando su fruto cada mes; y las hojas del árbol eran para sanidad de las naciones. 3 Y ya no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará allí, y sus siervos le servirán. 4 Ellos verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. 5 Y ya no habrá más noche, y no tendrán necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará, y reinarán por los siglos de los siglos" (Apocalipsis 22:1-5)
En medio de este desierto, tenemos la promesa de que mientras busquemos el agua del Señor, Él nos hará encontrar una fuente viva de agua. "Porque el busca, hallará" (Lucas 11:9)
"5 Tu misericordia, oh SEÑOR, se extiende hasta los cielos, tu fidelidad, hasta el firmamento. 6 Tu justicia es como los montes de Dios; tus juicios son como profundo abismo. Tú preservas, oh SEÑOR, al hombre y al animal. 7 ¡Cuán preciosa es, oh Dios, tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se refugian a la sombra de tus alas. 8 Se sacian de la abundancia de tu casa, y les das a beber del río de tus delicias. 9 Porque en ti está la fuente de la vida; en tu luz vemos la luz. 10 Continúa tu misericordia para con los que te conocen, y tu justicia para con los rectos de corazón" (Salmos 35:5-10)

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