martes, 18 de febrero de 2020

La clave de la unidad

LA CLAVE DE LA UNIDAD
¿Han notado cómo la gente puede estar junta físicamente y reunida en un mismo lugar, pero desentendida Y separada de los demás en su corazón? Las ciudades modernas están más sobrepobladas que nunca, pero la gente vive una soledad indescriptible. Las nuevas y antiguas generaciones estamos conectados al Internet, pero desconectados del prójimo. El resultado social es indiferencia, egoísmo, prejuicio, endurecimiento de corazón, rigidez, y desamor.
El dicho de John Donne, también pregonado por el Reverendo Martin Luther King Jr., "Ningún hombre es una isla", es una verdad indiscutible en la historia. Todos somos seres sociales creados por Dios para estar con Él y con otros, porque eso nos fortalece y es parte inseparable de nuestro propósito en la vida. No por nada la unidad es uno de los deseos más destacados de Jesús para sus seguidores, según Juan 17. Ningún grupo, familia, comunidad o iglesia funciona bien si no hay integración o unidad.
La gente es dividida grandemente por pensar distinto, actuar distinto o lucir distinto, y los enemigos utilizan las diferencias para separar a quienes tienen que estar juntos. Se atribuye a Julio César el decir: "Divide y vencerás", mismo lema de los que han causado guerras en el mundo para tomar ventajas y hacerse de poder a la fuerza y por encima de otros. Pero la verdadera unión de un grupo que tiene que estar unido no debe depender de tener los mismos gustos, usar ropa del mismo color, o estar en un mismo lugar, sino de tener el mismo amor en común, en trabajar por una meta u objetivo en común, y el complementarse mutuamente, ayudándose, comprendiéndose y edificándose con empatía en una misma fe, pero reconociendo los límites humanos y el carácter falible de cada uno de sus miembros.
La gente dentro de un lugar puede permanecer dividida a pesar de estar en la misma hora y en el mismo lugar, ser de la misma familia, compartir una misma lengua, un mismo techo y respirar un mismo aire. Pero si vemos los estragos que la falta de unión ha causado en nuestras ciudades, escuelas, comunidades e iglesias, tenemos que preguntarnos cómo cambiar. Y Einstein dijo que si queremos resultados no podemos seguir haciendo lo mismo. La Biblia dice que lo que sembremos es lo que cosecharemos, y como queremos ser tratados, debemos tratar a los demás. Pero hay que cosechar las semillas de la unidad, y tratar a los demás con parte de nosotros, porque de hecho lo son.
Si queremos verdadera «unión», necesitamos «comunicación».
Si queremos «comunicación», aprendamos a «escuchar sin prejuicios».
Si queremos saber «escuchar sin prejuicios», aprendamos a «perdonar».
Si queremos «perdonar», aprendamos a «conocer» a los demás.
Si queremos «conocer» a los demás, aprendamos a «convivir» con ellos.
Si queremos «convivir», aprendamos a «hablar».
Si queremos «hablar», aprendamos a «amar».
Si queremos «amar», aprendamos a «buscar a Dios».

Si tenemos a Dios en el mismo sentir, habrá unanimidad y la sintonía de nuestro grupo estará unido y juntos unos a otros, no sólo en lo físico, sino también en el alma y el espíritu, para estar con la fe de los primeros cristianos que oraban juntos en Hechos 2 y recibieron un amor sobrenatural que les cambió la vida. Ellos tenían bien presente que "Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también vosotros fuisteis llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; 5un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, 6un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos" (Efesios 4:5)

Sin el amor de Dios (el amor ágape) todo lo demás es un cero a la izquierda. 1 Corintios 13: 4–6 dice: "El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad". Pero con Dios, este amor debe ser posible en el cuerpo de Cristo. "Nosotros, que somos muchos, somos un cuerpo en Cristo e individualmente miembros los unos de los otros" (Romanos 12:5). "Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, constituyen un solo cuerpo, así también es Cristo. 13 Pues por[a] un mismo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo" (1 Corintios 12:12-13). Que Dios nos ayude a vivir ese amor, la clave de la unidad.
Les comparto un video que espero refuerce este mensaje y les haga pensar mucho.


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