viernes, 6 de agosto de 2021

¿Cómo explico, como cristiano, la pandemia del covid?

Recientemente, editaba un artículo que publiqué en 2015, titulado "¿Por qué enferman los cristianos? ¿y cómo sanar?" , que comprende un estudio bíblico y perspectivas de médicos sobre el origen de las enfermedades en relación a la Biblia, y habla de cómo encontrar la solución o la sanidad a las mismas, cuando me di cuenta de un comentario de una lectora que amablemente me preguntaba:

"¿Cómo explica esta pandemia y el tema de covid? Al principio la gente no creía, pero la realidad es que hay muchos cristianos que se han contagiado incluso algunos han partido con el Señor... Hay cristianos trabajadores de salud que han fallecido también".

Pues, bien, este tratado será mi respuesta a este comentario, y primero que nada, quiero decir que lamento las pérdidas humanas y expreso mi profundo pésame a las familias de cualquier lector, sea cristiano o no, que hayan perdido miembros o seres queridos en la pandemia. Un par de cercanos míos también fallecieron y sé que es duro pero quiero decirles que hay consolación en Dios, y su palabra nos da las respuestas .

Antes de eso, si tú aún no tienes una relación con Jesús o tienes dudas acerca de Dios, pero quieres saber más o conocer cómo puedes estar seguro de ir con Dios, he preparado el artículo: "¿Te estás preparando para lo que viene?" para explicarte el plan de Dios en el contexto de la pandemia. Asimismo, debes saber que, a pesar de lo que hayas pasado o estés pasando, Dios tiene un propósito para tu vida. 

Sin más como preámbulo, te comparto mi punto de vista.

La naturaleza o el génesis del covid

Respecto a la cuestión del origen o naturaleza del covid, y otras pandemias, comenté que hay enfermedades de las cuales, ni la ciencia, ni la teología, ni la experiencia han dado a conocer una respuesta de su causa específica todavía, porque nunca hemos sabido (ni sabemos) todo de todo. En los últimos días, la ciencia va a avanzar mucho pero nunca lo sabrá todo. Por supuesto, el conocimiento biológico y científico avanza, y se dice oficialmente que proviene de patógenos provenientes de animales (probablemente murciélagos) o alguna especie, mientras que otros apoyan la teorías conspirativas, diciendo que quizá fue un invento de laboratorio o algún gobierno para reducir la población.

Ciertamente no todos estaremos de acuerdo, pero independiente de tu postura, eso no resuelve la pregunta sobre el origen en términos teológicos de las infecciones respiratorias en general. Aunque probaras que el covid emergió en un mercado de China, o aunque digas que se creó por el hombre, estamos preguntando porqué resolver la pregunta sobre porqué existen los patógenos o las epidemias infecciosas en primer lugar, y por eso busco desarrollar más este tema. 

Quiero invitarte a que consideres que la Biblia menciona, por ejemplo, la existencia de enfermedades infecciosas causadas por micro-organismos o bacterias (la lepra y las infecciones son descritas en Levíticos y en otras partes de la Biblia), y se menciona también la existencia de plagas, hongos o pestes. Aunque no se especificaba que eran organismos diminutos las que la causaban (cosa que no se descubrió sino hasta el siglo XVII por el científico cristiano Anton Van Leeuenhoek a través de un microscopio), no obstante sí se mencionaban esos males comúnmente. 

Sabemos que muchas bacterias y microbiota juegan un papel benéfico dentro y fuera de nuestros cuerpos, y en la naturaleza en general, pero de todos los microorganismos existentes, solamente un porcentaje pequeño se consideran agente patógenos (es decir, causantes de enfermedades). Nos referimos a bacterias maléficas, parásitos, hongos patológicos y/o virus infecciosos (aunque los médicos se debaten si los virus son organismos vivos, o no, se les suele clasificar dentro de la misma categoría).  

No obstante, una hipótesis teológica (de interpretación) que se poco se ha postulado es que los virus y agentes patógenos sean considerados son lo mismo, similares a, o influidos por lo que los hombres de la antigüedad y la Biblia llamaban demonios. El artículo de Jonathan Wright, M.D. llamado "Demonología and Bacteriología en la Medicina", publicado en 1917 en la revista The Scientific Monthly Vol. 4, No. 6 sugería esta hipótesis que creo que es digna de considerarse. 

Jesucristo dijo a sus discípulos en Mateo 18:10, "Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien a los leprosos, echen fuera a los demonios. De gracia recibieron, dad de gracia", y este es el versículo que más de cerca habla al mismo tiempo de lepra y de los demonios, ideas separadas por una sala coma, que podría ser explicativa, y no de enlistado. 

Más de una vez se ha dicho en estudios etimológicos que el término "lepra" en la antigüedad no sólo se aplicaba a la enfermedad causada por el bacilo Mycrobacterium leprae, sino a las enfermedades dermatológicas o infecciones cutáneas en general, mismas que hoy en día sabemos tienen un componente de afección inmutaria y a menudo se relacionan con bacterias. ¿Quizá se hablaba de "lepra" (como sinónimo de "infección") cuando se habla de echar fuera demonios porque las cosas van de la mano? Es una interpretación muy particular, pero el ensayo de Philip Ball, titulado "Small things" en Aeon, hace una recopilación de paralelismos en la historia que exploraron la consideración de la idea del "infra-mundo" en relación a un "infra-tamaño", idea que se llegó a discutir por el mismísimo William Thomson (Lord Kelvin), James Clerk Maxwell, y hasta por Daniel Defoe, aunque en contextos distintos. Otro autor llamado Areon Potter en su libro "From Darkness to Light: Demonic Oppression and the Christian" también estudia el tema de manera más profunda

El artículo que comparto es muy interesante, y quizá lo traduzca del inglés en otra ocasión, pero lo que quiero que consideren es que la medicina moderna con el advenimiento de la microbiología, y tras los descubrimientos de Louis Pasteur (quien, por cierto, también era creyente) ha tenido un sesgo por descartar hablar acerca de demonios, mientras que muchos téologos hoy dejan de lado el asunto bacteriano o "viruliento" de la enfermedad, cuando quizá estemos hablando de un fenómeno que tiene paralelismos terminológicos que se abordan solamente desde dos puntos de vista distintos, pero tratan un mismo asunto. 

Jesucristo habló acerca de demonios en relación a enfermedades en numerosísimas ocasiones a través de los evangelios, pero la iglesia moderna habla generalmente poco acerca de ellos. Sin embargo, ¿será posible que los virus son causados por una clase de demonios, o son en sí mismos una clase de demonios, o huestes que ahora dañan al hombre y a los animales como resultado de la caída original dell pecado? No lo sabemos a ciencia cierta aunque se sugiere esta idea porque (después de todo, los demonios eran llamados "espíritus inmundos" y criaturas malignas que los antiguos pensaban que podían andar rondando en partes de la tierra: en el suelo, en los animales, en los árboles, y en las personas (entre otras). El evangelio de Mateo 8:30-33 habla de demonios que fueron echados a los cerdos, por ejemplo.

La palabra demonio proviene del término "daimōn" (δαίμων) del griego antiguo,  que según Merriam Webster a su vez proviene de "daiesthai" que significa "dividir" o "distribuir". Los agentes patógenos hacen esto: se dividen, dividen células, se distribuyen en el cuerpo, causando enfermedades. Hay más paralelismos de los que pensamos: un demonio en las Escrituras es una especie de ser que habita en un lugar que no podemos ver a simple vista, y son espíritus malignos que afligen de diversos males y causan males. Jesús, el doctor de doctores, liberaba a sus víctimas y los echaba fuera evitando que volvieran, con la medicina de la fe y el poder de Su nombre.

Ahora bien, el coronavirus es una enfermedad infecciosa causada por un virus. Pero ¿qué es un virus? Como dije, hasta el día de hoy la comunidad científica tampoco se pone de acuerdo en cuanto a si es un ser vivo; hay un debate abierto, y no hay una opinión consensuada entre médicos, pero podría tratarse de algo más que relacionado. En Job 2:7, se relata cómo Satanás, con permiso de Dios, "hirió a Job de una maligna sarna desde la planta de su pie hasta la coronilla de su cabeza". Hoy se sabe que la sarna es causada por diminutos parásitos clasificados como "sarcoptes scabiei", pero lo que el relato bíblico nos muestra es que esa enfermedad cayó sobre Job, no por voluntad, pero con permiso de Dios. 

Incluso si los agentes patógenos no fuesen demonios, al menos la Biblia nos da pistas de que al menos son influidos, movidos o dirigidos por el reino de las tinieblas. "Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales. Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza" (Efesios 6:12-13).

¿Quizo Dios la pandemia, o sólo la permitió? ¿y porqué?

También los teólogos están divididos en cuanto a esta interpretación. ¿Fue esta pandemia del Covid causada por Dios y usó él al diablo como su instrumento de castigo, o fue solamente permitida por Dios y se origina en la voluntad del diablo? (hablamos de dos enfoques posibles). Unos niegan una postura, otros la afirman. 

Como ejemplos, el pastor calvinista John Piper en su libro “Coronavirus y Cristo” fundamente asevera que el coronavirus fue enviado por Dios, una idea que a muchos les parece difícil de aceptar.  Por su lado, el apologista John Lennox, en su libro "¿Dónde está Dios en un mundo con coronavirus?", atribuye el coronavirus al sistema natural de cosas caídas y expresa que Dios no es el autor del mal, implicando que, aunque profetizada, no fue causada por él. Lo que sabemos es que Dios no desea la muerte del malvado, pero aún así a veces Él la ordena cuando "ya fue suficiente". 

Yo personalmente me inclino a creer que ambas interpretaciones en mayor o menor medida, y déjame explicar de qué forma: El Covid es sin duda una calamidad tremenda, lo sé, y lamento mucho toda la gente que ha muerto o sufrido por causa de ella. Pero nos enfrentamos a la pregunta esencial de la existencia de mal, y hay varias clases del mal: 1) el mal moral, 2) el mal natural, y 3) el mal que es castigo por el pecado. El mal moral (la maldad, la impiedad, la iniquidad) no es causada por Dios, sino por el diablo, el maligno, los demonios, y, por su puesto, el ser humano. 

El mal moral es la injusticia, y la injusticia misma causa sufrimiento y dolor en el mundo cuando el hombre la comete; y de principio a fin de la Biblia el Dios de la Biblia está en contra de la maldad moral, contra toda la injusticia, independientemente de quién la causa, porque Él no hace acepción de personas. 

Por otra parte, el mal natural es el que vemos como consecuencia de desastres naturales: terremotos, huracanes, inundaciones, etc. Yo sí creo que Dios está en control de todo en la naturaleza (tesis principalmente afirmada en los Salmos), aunque exploro el tema más a fondo en mi artículo "¿Por qué tiembla la Tierra?". La percepción moderna es que mucho de esto es causado por el calentamiento global, una destrucción de la Tierra causada por el hombre. Pues bien, aunque sí creo que existe el calentamiento global, y estoy en contra de que el hombre destruya la Tierra, pienso que a pesar de todo la naturaleza obedece la voluntad de Dios. Reconozco que en ocasiones la naturaleza se puede revelar o verse afectada, como cuando Jesús calmó la tormenta, pero en general creo que Dios la dirige. 

Hay teólogos que piensan que Dios creó a la naturaleza de forma mecánica y luego la dejó, como si le hubiera dado cuerda a un reloj, que ahora es un mecanismo que actúa sólo. La idea es que era una creación perfecta en su origen, y si ocurre algo malo con ella es porque está algo "averiada", y por eso ocurren las cosas malas en la naturaleza: desastres y enfermedades. Yo no encuentro sustento bíblico para esa postura, y aunque respeto a quienes así lo interpretan, creo que Dios sustenta el funcionamiento de todas las cosas, desde la formación de un feto en el vientre, hasta el movimiento de las estrellas. Sin embargo, lo que me parece claro es que la naturaleza no tiene voluntad, así que, o está descontrolada y sin dirección, o es un mecanismo con algunos "daños" no reparados aún, o hay una voluntad que lo mueve.

El tercer tipo de mal es el que consiste en castigo del pecado. A casi nadie le gusta ser castigado, por eso es que se siente mal. Pero cuando otros nos han causado un mal, sentimos que el castigo es necesario: por ejemplo, un criminal que ha matado a un familiar tuyo. En mi artículo sobre el porqué de la enfermedad, mencionaba el punto 2, que creo es la respuesta principal a esta pregunta. Yo menciono cómo sí creo que es claro que Dios puede enviar males (incluyendo enfermedades) como castigo al pecado. Hay gente que dice que Dios no castiga, pero es claro que no han leído la Biblia, o no conocen a Dios. ¿Qué pensarían de un juez que no castiga? ¿o de un sistema de justicia que deja afuera a los criminales? ¿o de una institución donde no se pone límites a nadie y todos los malechores pueden hacer lo que se les de la gana para siempre y por siempre? ¿Sería justo? No verdad.

Por una parte, la Biblia nos dice que nada escapa de la voluntad de Dios: "Si se toca la trompeta en la ciudad, ¿no temblará el pueblo? Si sucede una calamidad en la ciudad, ¿no la ha causado el SEÑOR?" (Amós 3.6). De principio a fin en la Biblia (especialmente en el libro de Apocalipsis) vemos que Dios sí castiga, o castigará a los malvados, a veces en la Tierra, para darles tiempo de arrepentirse, y si no, en la siguiente vida, en el infierno, y luego en el lago de fuego. La severidad de su castigo para quienes persisten en hacer maldad y no quieren arrepentirse es infalible. A veces toma más tiempo, a veces es en mayor o menor medida, pero siempre llega. 

Pregunten a los de Sodoma y Gomorra, a las ciudades de gigantes antiguos, y a los enemigos de Israel que Dios mandaba aniquilar. "Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia restringen la verdad" (Romanos 1:18). La ira de Dios, que es el mal enviado por el castigo del pecado que se ha cometido, es al final de los tiempos, buena, porque es justa: es como la sentencia de un juez justo en un sistema de justicia. Es dolorosa para muchos, para la familia, y para las víctimas, pero por todas las cosas (incluso la muerte, incluso una pandemia) resultará para bien de aquellos que aman a Dios y son llamados conforme a su propósito (Romanos 8:28). 

La Biblia también nos dice que Dios castiga a sus hijos, pero esto es para corrección, porque los ama. "Porque Dios corrige y castiga a todo aquel que ama y que considera su hijo" (Hebreos 12:6-11). Dios también es misericordioso y busca que los suyos reconozcan lo que estaban haciendo mal, se aparten del mal, se forme su carácter, y aprendan a poner su confianza plena en Él. El alfarero moldea a su vasija, el herrero pule su instrumento, el fundidor purifica a su plata, y el oro es pasado a veces por fuego para que salgan sus impurezas. Hay a veces pruebas y enseñanzas que nos hacen mejores personas, o nos obligan a poner nuestros asuntos en orden y estar preparados para lo que venga.

Finalmente, la Biblia también enseña que en algunas ocasiones, sus hijos son heridos, sí. El mejor ejemplo es el caso de Jesucristo, que llevó sobre sí mismo todas nuestras enfermedades en la cruz, y también el caso de Job: Dios permitió que un mal (y una infección en todo el cuerpo) le ocurriera en su soberanía, y no había ningún motivo de castigo en contra de Job en absoluto, pero vaya que sí habría una gran enseñanza, para Él mismo, y para toda nuestra generación. Job llegó a sentir que Dios era ajeno a su sufrimiento o que Dios le estaba haciendo sufrir con gusto, pero terminó reconociendo que Dios estaba en control de todo, que su redentor vive y le restauraría, y que Dios sí tenía absoluto conocimiento, interés y también cuidado de Él, A PESAR de lo que le había ocurrido. Job termina diciendo "Hablaba lo que no entendía.... de oidas te había oido, pero ahora mis ojos te ven. Por eso me retracto, y me arrepiento en polvo y ceniza" (Job 42). Job termina siendo completamente restaurado y sanado. 

A sus hijos, Dios les dice: "Yo sé los planes que tengo para ustedes”, declara el Señor, “planes de bienestar y no de calamidad, para darles un futuro y una esperanza" (Jeremías 29:11). Este versículo, en contexto, es claramente una promesa firme para sus hijos, para quienes están de su lado. Todos los cristianos tendremos que sufrir en mayor o menor medida por causa del Evangelio, para que el mensaje del amor de Dios y las buenas nuevas de Cristo sean compartidas, para dar la luz en la oscuridad, pero debemos saber, reconocer y confiar al mismo tiempo que Él tiene toda autoridad en el cielo y en la tierra para guardarnos sin caída en medio de todo.

¿Porqué entonces han enfermado creyentes y muerto creyentes?

Pues bien, que sea miembro de una iglesia cristiana o ser cristiano no me excluye de morir algún día. Todos tenemos que morir tarde o temprano, por una u otra razón, incluso los cristianos que son  parte del personal médico? ¿Porqué Pablo tuvo una debilidad física en sus ojos, a manera de prueba, por un tiempo (Gál. 4:13-14), cuando en otra ocasión Dios le había quitado las escamas de sus ojos? ¿Por que los primeros cristianos murieron perseguidos y crucificados, cuando Dios había salvado a los israelitas de sus persecutores de Egipto? ¿Por qué los cristianos del coliseo murieron devorados por leones, cuando Daniel fue salvado al caer en el foso de leones? ¿Por qué los traductores bíblicos y cristianos protestantes eran quemados en la hogera por la inquisición, cuando Dios había salvado a Sadrac, Miscah y Abednego?

No tenemos el control o el conocimiento de todo, y no he conocido a todos los creyentes que murieron, ni conocía sus corazones, ni sus pensamientos, ni su experiencia ni su proceso, pero una cosa sé: Dios tiene la vida de los suyos en sus manos y Él tiene buenos planes para sus hijos. Como está escrito: "Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven" (Ro. 14:8-10). No puedo afirmar porqué han muerto cristianos en medio de la pandemia, pero lo que sé es que Dios me llama a tener una fe inquebrantable e inamovible, y que Jesús me dice que Él es el mismo ayer, hoy y siempre, que nada es imposible para Él y que todo es posible para aquél que cree. Que Él prometió estar con sus seguidores todos los días, hasta el fin. Que cuando pasen por las aguas, Él estará con ellos, y cuando pasen por el fuego, éste no los quemará. Lo que sé es que aún con esos casos y eventos, y el caos que hay afuera, aún así podemos confiar en el poder de Dios de preservar nuestras vidas, porque Él tenía un plan perfecto para cada uno de sus mártires, y porque "estimada a los ojos del Señor es la muerte de sus santos" (Salmo 116:15). A veces, "perece el justo, y no hay quien eche de ver; y los misericordiosos son recogidos, y no hay quien entienda que delante de la aflicción es recogido el justo" (Isaías 57:1). Sabemos que aquél que esté con Cristo no verá la muerte y aunque esté muerto vivirá (Juan 11:25). Con todo, lo que sé es que Él tiene un plan perfecto para cada uno de sus hijos, y que incluso si algunos han perecido, su Palabra y su fidelidad no cambia. 

Desde que comenzó la pandemia, y antes de ella, yo he oído gente e incluso hermanos que han dicho que "ninguno de nosotros está exento", e incluso oí a un pastor decir que "ninguno de nosotros tiene la vida comprada". Pero a nosotros la Biblia nos dice, por el contrario, que hemos "sido comprado por precio" de sangre, por la mismísima sangre de Cristo (1 Corintios 6:20). Dios es fiel, poderoso y tiene en sus manos mi vida, su voluntad es más alta que la mía, y Él cumplirá su propósito en mí. Pero recordemos las palabras de Jesús al ciego: "Conforme a vuestra fe os sea hecho" (Mateo 9:29). ¿Porqué muchas veces limitamos a Dios, pensando que Él sólo quiere preservar nuestra alma y que sólo le importa nuestra salvación espiritual, cuando Él también dice que desea nuestra salud y que busca nuestra libertad de enfermedades y dolencias, porque Él ya las llevó en la cruz? ¿Porqué se nos olvida que la cultura de tener miedo no proviene de Dios, quien mas bien nos infunde un espíritu de aliento y de fe?

Muchas veces en la Biblia, incluso Jesucristo mismo, predijo que habría pestilencias y epidemias en los últimos días (Lc.21:11, Mt. 24:6-8), que sería duro, que habrían tribulaciones, y que habría aflicción; pero está escrito también que que si nos ponemos bajo la sombra de las alas del Altísimo, "El te librará del lazo del cazador, de la peste destructora" (Salmos 91) y su Palabra no miente. Cuando estás con Dios, "Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegará." (Salmo 91:7). Aunque estés en valle de sombra de muerte, no temerás mal alguno porque Él te guiará y te sustentará. Debemos saber que tenemos la victoria en Cristo, y que Dios es fiel para completar la obra que Él ha comenzado en cada uno de nosotros, y que nos puede, y nos quiere preservar como cuando salvó a los hebreos en Egipto de las 10 plagas, y los primogénitos de las casas de los hebreos tampoco murieron porque la sangre del cordero estaba en el atrio de sus puertas.  Por tanto, yo creo que quienes están en Cristo, Dios tiene el poder y la voluntad de hacernos permanecer sin caída, y que incluso "cuando el hombre cayere, no quedará postrado" (Salmos 37:24), y que estas señales seguirán a los creyentes: "tomarán en las manos serpientes; y si beben algo venenoso, no les hará daño; además pondrán las manos sobre los enfermos, y éstos sanarán» (Marcos 16:18). "No obstante, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?" (Lucas 18:8). 

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